EL DIABLO SIN CACHOS.
A la bicha le picaba desde la lengua hasta el propio y más horrible orificio de salida de sus cloacas, prurito atroz, un ser humano no hubiera sido capaz de resistir aquellos ardores y picores tan intensos, pero ella si, ella fue capaz, la vimos sofocarse, contornearse, retorcerse, enloquecer de furia. Resonaron brazaletes y todos los anillos con ritmo desconocido en este mundo de normales, y no paró, no paró sino que consiguió neutralizar lo que ella sentía dentro y que la quería transformar en un ser menos maligno.
La venenosa sierpe se negaba a esa conversión y ante la palabra y el signo de la Cruz, demandó ayuda y más poder al rey de los infiernos, consiguiendo al fin neutralizar al portador del mensaje, pero no ya el mensaje mismo, la palabra, la verdad.
No obstante la voz sigue resonando en su interior, ella no quiere escuchar, no quiere oír más ese eco interno que le sigue señalando… le suena y resuena como le resuena el canto de Mokimbó, y el rugido del gran León. Todos los cientos de indios de las montañas se conmovieron y hasta los quiebra plata se estremecieron, pero ella no, ella se inundó más de ira que le vuelve y revuelve intensamente rabiosa, esa ira, esa locura maligna que la conduce al paroxismo de la maldad, le sucede siempre que siente que algo bueno quisiera penetrar en ella, entonces lucha por expulsarlo.
La bicha se ha logrado adaptar a ese dolor, y ya se retuerce menos, menos, en apariencia pero no está desfallecida, es simplemente un descanso para recuperarse de la lucha contra el bien que acaba de poner en pause. La bicha todavía sigue impregnada de veneno que la torna de un horrible color verdoso oscuro, aceitoso como el petróleo que sale de un pozo. Esas pequeñas cámaras ovaladas enrojecidas de sangre, laterales en su cabeza chata y pequeña que todo lo capta, con capacidad si de redimensionar su horrible cuerpo a voluntad y antojo, un ser donde lo único que parece sugerir vida es esa lengua viperina, dos lengüetas de fuego...Infunde terror y pánico a todo aquel que la mira superando en efectos producidos a la misma medusa.
Los seres humanos, las personas normales esperan se calme, ese ser descomunal nunca antes visto en la naturaleza, aunque fuera por acción del mismísimo Luzbel con su poder quien logre contenerla un poco, impresionado por el enorme despliegue de medios de su súbdita para intentar acabar con el mensaje divino… Le diga "calma, calma, calma Jezabel" recupera fuerzas, todavía no es el momento y te necesito para mis planes futuros.