Miguel acertó a pasar por allí, el Paco lo invitó -Tómate algo cuñado-.
-No, que llevo prisa cuñado, tengo cita con el médico, acompáñame mejor-.
-No, no, no…A mi no me gustan los hospitales, ni los médicos-. y carcajeando adelantó ambos brazos con el dedo medio de cada mano montado sobre el índice, haciendo conjuro contra el mal augurio de la mención-..
-¡Venga paco, vamos!… Te quedas fuera si quieres, entro yo solo, y luego tomamos unas cervezas.-
-Y el paco aceptó porque no sabía, que ese asentimiento le iba a cambiar su vida….
Miguel entró a consulta, mientras el Paco en Sala de Espera leía la sección de Deportes del diario sevillano. Sevilla-Betis, se habían enfrentado en el Derby más esperado del año, resolviéndose con empate a 0 para disgusto de Béticos y Sevillistas. El Paco era un gran aficionado al futbol.
Ana Mary, diligente y eficaz auxiliar con años de estar controlando y llevando a buen fin las consultas de la especialidad, se sorprendió que no entrase.
-¿Ud, no entra?-.
-No, no, yo me quedó aquí leyendo, -sonrió- no me gustan los médicos dijo a lo bajito, y ambos sonrieron.
El paco sentado a unos Metros de la mesa de operaciones de mi compañera, con pierna cruzada, se aplicó a la lectura… Ana Mary le dirigía una mirada de reojo de vez en cuando. El Paco la cazó en alguna ocasión, y azorado sonrió lo mejor que pudo, mientras sus ojos volaban de nuevo al periódico.
-Quien sabe que pensaría el Paco sobre esas miradas-… Pero Ana Mary pensaba en la Enfermedad de Crohn, sabía que esa enfermedad es seria, crónica, que no tiene cura, pero no es cáncer, y había vistos muchos complicados con Diarreas, dolores abdominales, agujeros que comunicaban la tripa con la tripa o con la piel, gente con lagos de pus formados dentro de su abdomen, etc, etc… y esas miradas intentaban observarlo bien, le parecía que….
Entró ella nuevamente a la consulta. - Dr. yo creí que el amigo enfermo era el otro-. -¿Cual otro?-.
-Es mi cuñado, que se ha quedado afuera, aclaró Miguel-.
-¿Porqué Ana Mary, que pasa?-.
- Yo le veo cara de Crohn-. -Y volvió a salir.
-Miguel, dile que pase-. Y entró el hombre con cejas levantadas y ojos brotados por la sorpresa, esperando quizás una mala noticia de su amigo. Rápidamente lo tranquilicé, tu cuñado está perfectamente, y le expliqué porque lo hacíamos pasar.
Cuando dije que mi compañera había percibido que podía estar enfermo… ¡¡Yooooo, ???!! dijo tocándose con un dedo el centro de su pecho, inclinando ligeramente la cabeza hacia abajo y enarcando cejas, formó una O cerrada al adelantar labios, incrédulo y burlón.
-¡Yo no! ¡yo no!, yo estoy perfectamente, nunca me he enfermado y nunca he ido al médico.
-¿Te importa que te haga algunas preguntas?…
-No, Doctor, puede hacérmelas sin problema, pero a mi no me pasa nada. ¡Aaahhh!, yo estoy perfectamente… sorprendido, incrédulo y atemorizado miraba a su cuñado y me miraba a mí alternativamente.
Tras un montón de preguntas, y tocar su barriga flácida, en busca de la enfermedad que el hombre no tenía, pensé que nuestra perspicaz auxiliar podría tener razón.
-Hay que hacerte pruebas para confirmar “Enfermedad de Crohn” dije. El hombre hecho para atrás la silla, y se levantó.
-No, no yo no tengo nada., yo no me voy a hacer nada.
-Intervino Miguel, el cuñado, haciendo ver la conveniencia de hacérselas-.
-Que no hombre, que no tengo nada-, yo siempre he hecho caca así, blandita, suavecita, 3-4 veces al día, lo normal. Que esos dolores los tiene todo el mundo, como cuando uno a veces le entran gases y se alivian tras tirarse un pedo… y ¡Además yo no me meto un tubo por el culete hombre!, por allí ni el bigote de un gamba.
-Colonoscopia Paco, se llama colonoscopia-.
-Luego conseguimos convencer a aquel sujeto que NO estaba enfermo.
El resultado, fue inapelable. La radiografía contrastada de su intestino nos dijo : “Enfermedad de crohn”. -La parte final de tu intestino delgado se ha estrechado a 1/3 de lo normal, y toda la parte derecha de tu intestino grueso, está rígida, y tiene ulceraciones.
-Si no quieres hacerte colonoscopia… con los Análisis y Rx tenemos suficiente para instaurar un tratamiento.
No lo hizo, no hizo mas nada, pasó el tiempo…
En ocasiones me encontraba al cuñado y al preguntar…
-Allí está, no toma medicinas, no hace nada, dice que no tiene ninguna enfermedad, está como siempre dice…
Fue ya en primavera, cuando absorto caminaba yo por el hospital… escucho una voz grave ¡¡Doctorrrrrr!! ¡¡doctor!!…y detrás de la voz, él, saludándome con la mano desde lejos, arrastraba un palo metálico del que colgaba un bote de suero conectado a su vena del brazo izquierdo.
Estoy fregado me dice, he tenido muchos dolores de barriga, no como antes, ahora si, muy malos. Que tenía diarreas a cada rato, no como antes, esto es locura me dice. Que tenia anemia, que a cada momento estaba hospitalizándose por que no podían manejarlo en casa, etc, etc…
-Tenía Ud. razón me decía… debí hacer caso, por eso ahora estoy jodido.
-¡No hombre! tú, ya estabas enfermo desde hace mucho tiempo, pero esta enfermedad es así, ella camina como quiere, algunas veces ni cuenta te das, te parece normal, otras se encabrita y relincha de forma inesperada y repetida, haciendo difícil la vida.
Además que ahora ya sabias que tenías enfermedad, eso pudo hacer que se despertara el monstruo.
-Si, yo también he pensado en eso, porque antes cuando no sabia nada, todo era para mi normal, desde que me informó Ud. y leí en internet, pues si me aparecía un dolor, se me venía a la cabeza sus palabras, si hacía caca, se me venía a la mente su consejos… entonces ya no andaba tranquilo como antes-.
Recuerda Paco que esa enfermedad ya no es del Sr. Crohn, ahora es tuya, te afecta a ti, con tu cuerpo y con tu mente, con tus circunstancias.
Otros encuentros se sucedieron, siempre con pijama celeste y arrastrando el palo de suero por aquellos pasillos. Una vez lo “pillé”, escapándose del hospital con sentido de pecado, unos minutitos para fumarse un cigarrito fuera.
La ultima vez que me lo encontré, me contó que lo tenían que rajar, que le iban a cortar un pedazo de tripa porque se había cerrado del todo. .
-No te preocupes Paco, estás en buenas manos, y te solucionaran el problema.., lo vi alejarse con su inseparable palo de suero, hacia su habitación al fondo del pasillo.
Me quedé pensando que “No le Ayudé” , No ayudé a Paco al haberle descubierto su enfermedad, desperté en él, un pertinaz mal pensamiento, que hizo que su vida cambiara a peor.
**-Nuestra mente es capaz de influir en nuestro cuerpo para bien y para mal, en este caso la conciencia de enfermo, lo hizo enfermo suficiente. El poder del pensamiento individual puede dificultar el tránsito de la enfermedad. También puede hacerlo al contrario, mejorar, disminuir, aliviar, curar, que es algo a lo que debemos aspirar todos, hay que ejercitarse, hay que utilizar ese poder y la fe en Dios para caminar mejor ante lo inevitable.
RGG.
Sevilla-7 Enero 2016.