
Este verano, a mi paso por Miami, he vuelto a ver a Ángela Rosa, amiga, y persona entrañable. le guardo gran respeto y cariño.
Hace ya bastante tiempo, más de 12 años, tuve oportunidad de apreciar un inmenso gesto de amor, protagonizado por ella. Ángela Rosa, que por entonces contaría con unos 65 años, esta señora Humilde, buena, trabajadora, padecía una enfermedad muy común. Alcoholismo crónico. Se lo había bebido todo, hasta lo que no está en los escritos. De tal manera que ya estaba en las profundidades de un abismo, en un viaje sin retorno. – ahora ha demostrado que si hay retorno-.
-De pronto, un día cualquiera un familiar sufre un Accidente mecánico, un camión-furgón le cae encima al infortunado sobrino. Hombre que rondaría los 40ª, y de resultas de esto, no se sabe si va a vivir o no, si le amputan la pierna o no, queda en silla de ruedas para toda la vida o en una cama, el asunto es gravísimo.
La noticia le sorprendió a Ángela Rosa, en su estado natural por esa época, es decir completamente ebria y soñando en ese mundo ilusorio unipersonal producido por el alcohol.
Aquella mujer acostumbrada al combate con la vida, tenía y tiene un corazón enorme. Nadie hubiera pensado que aquel cuerpo tirado en el suelo y desvariando, pudiera producir algo bueno. Pero de pronto, de aquel cuerpo, abandonado, empezó a brotar un corazón que iba creciendo, creciendo hasta que se hizo enorme, mayor que el cuerpo que lo albergaba, y con el solo corazón, aclaró el cerebro y sin pensarlo 2 veces, en medio de aquella borrachera, se incorporó, se arrodilló ante su Dios y le habló. Le pidió que salvara a su sobrino, mejor dicho a su hijo, pues sé que su amor por él, es amor de madre. Imaginen Uds. El sufrimiento de esta mujer que incluso intoxicada por el alcohol, estaba sabiendo que su sobrino podría morir o quedar inválido para toda la vida.
Solo se vio entonces, el corazón repleto de amor y cariño para dar. transformando aquella mujer en un Ángel intermediario y salvador. Me la imagino, Ángela Rosa, levantándose del suelo, y arrodillada hablándole a su Dios.
Pidió con sinceridad infinita, con fe ciega y total a su Dios. ¡Que no permitiera que le pasara nada malo a su sobrino-Hijo! , -ya había sucedido y estaba gravísima la situación-. Pidió a su padre eterno, y le prometió que ella, no volvería a tomar un trago de alcohol mientras viviera.
Aquí la grandeza del ser humano, aquí la grandeza del amor.
El alcoholismo es una enfermedad seria, y compleja, difícil de salir por si solo.
Comprendí que, esa fuerza, sale del Amor, sale de la Fe en Dios.
Su sobrino, salió del hospital tras muchos meses de múltiples operaciones, rehabilitaciones, sufrimientos, dudas, incertidumbres, etc. Pero salió vivo y sin mutilaciones, y tras largo y dolorosos esfuerzos y disciplina volvió a ponerse de pie, volvió a caminar y siguió mejorando con los años de rehabilitación.
Pero lo que quería aquí recordar y subrayar, es el gesto de Amor, de Ángela Rosa, no valía cualquier promesa, ella no lo pensó, prometió lo mas difícil que ella podría prometer, y Dios le cumplió, y ella también le ha cumplido a Dios, porque ella desde aquellas fechas, no ha vuelto a tomar ni una sola gota de Alcohol. Me la he encontrado en Miami, la he saludado, es una mujer buena, una mujer, que ya ha se ha jubilado, pero sigue fuerte como un roble, todavía energética, dinámica, positiva, con buen humor, alegre y alegra. Con 76 años, hoy sigue sin beber, y se levanta todos los días a las 5 de la madrugada para, tras agradecer a Dios por un día mas de vida, irse a caminar por 10kilometros diariamente, llueva, truene o relampaguee. Se encuentra bien. Dios la ha bendecido dándole más y más salud.
Ella nunca habla de su promesa, ella solo refleja en su cara felicidad al ver al sobrino, completo y caminando por si solo.
No beber para un alcohólico es una lucha titánica que debe mantener, no por un día ni dos, sino por toda la vida.Ella lleva ya mas de 12 años, y seguirá no me cabe duda, hasta su muerte, porque es una mujer de palabra, porque es una mujer con Fe y es una mujer con mucho amor en su corazón.
Quería contar esto aquí, quería resaltar el gesto, la lucha, el amor infinito que llevó a esta señora a aquella acción.
Hace poco pasé por Miami, y la saludé, la vi como siempre jovial, saludable y algún chiste me contó, reímos y sonreímos juntos. Yo me alegré de conocer y saludar a un ser humano de tan grande dimensión. Seguro que Dios la tendrá aquí mucho tiempo para ejemplo, y le reserva un buen lugarcito allá en el cielo.
Un gran abrazo Ángela Rosa.
Hace ya bastante tiempo, más de 12 años, tuve oportunidad de apreciar un inmenso gesto de amor, protagonizado por ella. Ángela Rosa, que por entonces contaría con unos 65 años, esta señora Humilde, buena, trabajadora, padecía una enfermedad muy común. Alcoholismo crónico. Se lo había bebido todo, hasta lo que no está en los escritos. De tal manera que ya estaba en las profundidades de un abismo, en un viaje sin retorno. – ahora ha demostrado que si hay retorno-.
-De pronto, un día cualquiera un familiar sufre un Accidente mecánico, un camión-furgón le cae encima al infortunado sobrino. Hombre que rondaría los 40ª, y de resultas de esto, no se sabe si va a vivir o no, si le amputan la pierna o no, queda en silla de ruedas para toda la vida o en una cama, el asunto es gravísimo.
La noticia le sorprendió a Ángela Rosa, en su estado natural por esa época, es decir completamente ebria y soñando en ese mundo ilusorio unipersonal producido por el alcohol.
Aquella mujer acostumbrada al combate con la vida, tenía y tiene un corazón enorme. Nadie hubiera pensado que aquel cuerpo tirado en el suelo y desvariando, pudiera producir algo bueno. Pero de pronto, de aquel cuerpo, abandonado, empezó a brotar un corazón que iba creciendo, creciendo hasta que se hizo enorme, mayor que el cuerpo que lo albergaba, y con el solo corazón, aclaró el cerebro y sin pensarlo 2 veces, en medio de aquella borrachera, se incorporó, se arrodilló ante su Dios y le habló. Le pidió que salvara a su sobrino, mejor dicho a su hijo, pues sé que su amor por él, es amor de madre. Imaginen Uds. El sufrimiento de esta mujer que incluso intoxicada por el alcohol, estaba sabiendo que su sobrino podría morir o quedar inválido para toda la vida.
Solo se vio entonces, el corazón repleto de amor y cariño para dar. transformando aquella mujer en un Ángel intermediario y salvador. Me la imagino, Ángela Rosa, levantándose del suelo, y arrodillada hablándole a su Dios.
Pidió con sinceridad infinita, con fe ciega y total a su Dios. ¡Que no permitiera que le pasara nada malo a su sobrino-Hijo! , -ya había sucedido y estaba gravísima la situación-. Pidió a su padre eterno, y le prometió que ella, no volvería a tomar un trago de alcohol mientras viviera.
Aquí la grandeza del ser humano, aquí la grandeza del amor.
El alcoholismo es una enfermedad seria, y compleja, difícil de salir por si solo.
Comprendí que, esa fuerza, sale del Amor, sale de la Fe en Dios.
Su sobrino, salió del hospital tras muchos meses de múltiples operaciones, rehabilitaciones, sufrimientos, dudas, incertidumbres, etc. Pero salió vivo y sin mutilaciones, y tras largo y dolorosos esfuerzos y disciplina volvió a ponerse de pie, volvió a caminar y siguió mejorando con los años de rehabilitación.
Pero lo que quería aquí recordar y subrayar, es el gesto de Amor, de Ángela Rosa, no valía cualquier promesa, ella no lo pensó, prometió lo mas difícil que ella podría prometer, y Dios le cumplió, y ella también le ha cumplido a Dios, porque ella desde aquellas fechas, no ha vuelto a tomar ni una sola gota de Alcohol. Me la he encontrado en Miami, la he saludado, es una mujer buena, una mujer, que ya ha se ha jubilado, pero sigue fuerte como un roble, todavía energética, dinámica, positiva, con buen humor, alegre y alegra. Con 76 años, hoy sigue sin beber, y se levanta todos los días a las 5 de la madrugada para, tras agradecer a Dios por un día mas de vida, irse a caminar por 10kilometros diariamente, llueva, truene o relampaguee. Se encuentra bien. Dios la ha bendecido dándole más y más salud.
Ella nunca habla de su promesa, ella solo refleja en su cara felicidad al ver al sobrino, completo y caminando por si solo.
No beber para un alcohólico es una lucha titánica que debe mantener, no por un día ni dos, sino por toda la vida.Ella lleva ya mas de 12 años, y seguirá no me cabe duda, hasta su muerte, porque es una mujer de palabra, porque es una mujer con Fe y es una mujer con mucho amor en su corazón.
Quería contar esto aquí, quería resaltar el gesto, la lucha, el amor infinito que llevó a esta señora a aquella acción.
Hace poco pasé por Miami, y la saludé, la vi como siempre jovial, saludable y algún chiste me contó, reímos y sonreímos juntos. Yo me alegré de conocer y saludar a un ser humano de tan grande dimensión. Seguro que Dios la tendrá aquí mucho tiempo para ejemplo, y le reserva un buen lugarcito allá en el cielo.
Un gran abrazo Ángela Rosa.