"NO LO MATES”
Sentados muy cerca uno de otro, platicaba de las cosas del pueblo con la que es menor de mis hermanas en edad, no en belleza.
ya el sol se había fugado y lo oscuro progresaba en intensidad haciendo lastimera la luz de los postes de la calle. Solo fijando la mirada en la bombilla se percibía el finísimo gotear, inclinado levemente por el desganado viento.
La TV mostraba imágenes sin ruido del divino niño bajando del santuario hacia catedral San Pedro, la luz fluorescente, se me antojaba mortecina, cuando de pronto y sin humos apareció la imagen… El animal... Ojos brotados, ahuevados, ovoideos negros más negros , acomodados lateralmente en la cabeza triangular que terminaba en fauces alargada, donde guardaba la hendida lengua.
Su cuerpo estirado y ágil se ensanchaba en los medios para adelgazarse en larga y flexible cola, cola que surgía entre las cortas y laterales patas traseras. Ellas junto a las que colocadas cercanas a su cabeza, apenas permitían separar virtualmente el cuerpo de la superficie, a semejanza de un coche de carreras.
Su cuerpo estirado y ágil se ensanchaba en los medios para adelgazarse en larga y flexible cola, cola que surgía entre las cortas y laterales patas traseras. Ellas junto a las que colocadas cercanas a su cabeza, apenas permitían separar virtualmente el cuerpo de la superficie, a semejanza de un coche de carreras.
Se movía rápido, volviendo la mirada a los ojos que lo observaban, aquel cuerpo repulsivo, a pesar de sus colores moteados, atigrados en blanco grisáceo y tonos oscuros, se desplazaba con un balanceo equilibrado y hasta bonito. Su lomo estaba decorado por una hilera de crestas decrecientes en altura, se agotaba rumbo a su cola. Esas patas laterales cortas le detenían, giraba su horrible cabeza, y me miraba con ese luciferino ojo negro, las patas cortas le volvían a impulsar con rapidez.
Sorprendido por su aparición inesperada, pude adivinar su intención de destino.. Me levanté bruscamente y veloz agarré la chancleta de pie derecho, y me fui hacia el monstruo, para apachurrarlo con gusto a chancletazos, cuando escuché un grito chillón, casi como alarido junto a mi, que articuló un ¡¡Nooó!! ella sentada, me repitió “ No lo mates "...
-¿Porque no.?-. Le dije.
-Porque sino, nos comerán los zancudos dijo. Ellos, los CHEREPOS (-Medía de punta a punta unos 10cm)-. se comen a los zancudos...
Aborté la acción viendo como el bicho desaparecía bajo un enorme reloj de pared antiguo. Pensé que dormiría bien la noche sin mosquitero.
RGG.
Matagalpa, jueves 14 de julio 2016.
