REMEMBRANZA.
He visto y vivido cosas lindas en Nicaragua, sin querer ser exagerado o fantasioso doy fe de haber visto y vivido muchas cosas bellas.
-Conocido y compartido con lindas personas. Mujer campesina de aspecto indio, echando tortillas mientras platicábamos, en comal de lata, con ropaje ordinario desgastado, humilde como la figura y delantal de la que lo porta.
-Chica uniformada regresando a casa en grupo alegre tras el colegio en algún mediodía con sol saludable, de caminar bonito, balanceo de faldas, que lucían con vida y danzaban bellas tras la jornada de estudio.
-Mendigo regalando sonrisa, juntando sus manos que acompañan el gesto, con muchas bendiciones tras recibir unos céntimos.
-He visto acercarse un vecino con una jícara de tiste para el vecino de al lado en momentos de enfermedad, indisposición o , simplemente por generosidad ofreciendo el fruto especial del fogón de su mediagua, o portando un platito con una Alita de pollo cocinada con amor, y con corazón generoso ofreciéndosela a su vecina o amigo vecino, en su día feliz, por cumplir año o haber cocinado rico.
-He visto Mujeres bellas, hombres bellos, mujeres mujeres, y hombres hombres, todos dignos Nicaragüenses.
-He visto nacer niños Nicaragüenses, humildes y pobres, causa de alegría y felicidad en padres pobres, humildes, en casas fabricadas con materiales baratos y suelos de tierra, también con ladrillos.
He visto abuelitos educando a nietecitos, y disfrutando con sumo gusto de las ocurrencias o piruetas de la nueva vida que crece.
He visto abuelitos educando a nietecitos, y disfrutando con sumo gusto de las ocurrencias o piruetas de la nueva vida que crece.
-He visto jóvenes por las mañanas tempranito, con la prisa de llegar a la casa de estudios cargados de esperanzas de que con ello, algún día serán gente de provecho y gran porvenir. Una mejor vida, un futuro mejor.
-He visto jóvenes desfilar al sonar de bandas de guerra, con redoble de tambores, palillos, o el finísimo y bello sonido de la lira, que despierta el ¡ohhhh! de la multitud al pasar. Bellas y bellos, orgullosos todos, delante de su bandera azul y blanco, homenajeando a la patria verdadera.
-He visto verdes, infinitos verdes, montañas bajas y altas montañas fundidas en un todo con las nubes blancas en el cielo azul de Nicaragua.
- He visto y vivido calles sin asfaltar, con agujeros y charcos donde se gozaba con el chapoteo, hogares simples, luces sin lámparas, cuartos sin paredes, baños comunitarios , que dejaron un sabor de compañía.
-He visto mares incansables, he visto el sol hundiéndose en el horizonte de agua, Puestas de sol bellísimas, las inigualables en san Juan del sur y otros mares.
-He visto ríos dulces, frescos, cantando alegres entre árboles verdes que regalan oxígeno. Pero creo que me falta mucho que ver en esa tierra de la que salí por necesidad hace varias décadas, y a la que volveré pronto a ver el más bello de los amaneceres, la mas bella Aurora.
Está por llegar la luz a Nicaragua, en cuanto desaparezca la tiranía, que todo lo ha convertido en desolación y muerte. Podría seguir enumerando imágenes, hechos, sonidos, gentes, calles, caminos, que pueblan mis recuerdos… los recuerdos vivos del emigrante, con la dulce amargura del saber que ya nada será igual, que el tiempo la vida no es estática pero aún así, el deseo de volver a mi tierra está bien metida en mi alma, y serán otros placeres, otras sonrisas, otros gustos al estar de nuevo.
-Mi país renacerá y para mejor.
Huelva, 17-03-2020. Mi Casa.
Roberto González G.
Médico Gastroenterólogo.