CHARLA ENTRE MÉDICOS
Era un día feo, nublado y llovía a ratos por la ciudad de Sevilla de los años 90, yo ya estaba dentro del hospital en día de guardia, 24 horas por delante, uno se siente mejor dentro que fuera.
Creo recordar que era día domingo, y ya pasando las horas matutinas se iban quedando vacías habitaciones y pasillos de gente visitadora, el trabajo habitual en una planta de hospitalización se había hecho con tiempo, gusto y empatía, todo el personal que se hallaba por ahí, estaba relajado, con buena disposición siempre.
Los médicos de guardia, llegado el medio día y poco más, habían tomado su almuerzo en el gran hospital, muchas mesas, en amplio comedor, bandejas, comidas en autoservicio, charlas entre médicos, charla entre amigos… y fue tras el café que solíamos tomar posteriormente ya en cafetería, que cada uno buscó, buscaba su ubicación, estar dispuesto si surgía algo, o bien ocupaba el tiempo sin trabajo a leer cualquier cosa, repasar historias, etc etc…
Quería yo conversar sobre algo que rondaba por mi cabeza desde hace algún tiempo con mi amigo el Dr Muñóz, Oncólogo, profesional de amplia experiencia y conocimientos… frisaba los 50, en pijama verde lo vi fugaz en el comedor, ahora lo encontraría en su despacho.
El tenía las cosas claras en cuanto a la relación con los pacientes, con cáncer, en aquello de que “si deben saber los hechos realidades, o no deben saber con exactitud”. Y precisamente sobre ese tema quería preguntarle su opinión, su pensar. Al ir a entrar a su despacho, se abrió la puerta y salió un varón alto, de unos 67años más o menos, con escaso pelo grisáceo, adherido a las sienes, pálido, triste, compungido, con pijama celeste de la institución, caminaba lento como si sus miembros fueran de plomo, parecía arrastrarse mas que caminar hacia la habitación 607, la de su ingreso pocos días antes en la sexta planta del Hospital grande, acababa de recibir la peor noticia de su vida.
Si, si, esto Dr. -me decía-, se viene haciendo desde hace muchos años en los Estados Unidos de América, y se tienen mejores resultados, los pacientes al conocer su situación colaboran mucho mejor en su tratamiento y su actitud ante la grave enfermedad es mejor, su lucha más consciente, que lo sepan todo desde el principio es lo mejor para ellos.
No conozco las características de los pacientes o personas que viven en Norteamérica, me imagino que son más prácticos y que buscan mucho y primordialmente el bienestar económico y físico también, no lo sé, pero Dr Muñoz, aquí en España, ¿ la población cree Ud. que está preparada para ese tipo de actitud médica, y que responden de igual manera o similar ? ...
Así iba la conversación con el Dr Muñóz, sin lograr convencerme del todo por detalles de la individualidad de la persona y tipo de sistema sanitario que se tienen en distintos países, etc.etc… cuando casi al despedirme, sonó un brutal golpe seco fuera del despacho, abrimos la puerta y muchos de blanco corrían, otros ya asomados a una de las ventanas que da a la calle. Voces mezcladas… No lo vi venir… Yo que iba a pensar… y ¿estaba solo? Nunca imaginé... Nadie daba respuestas, …. ¿Ya avisaron? Si, se oyó una voz más firme. Todos reflejaban sorpresa e incredulidad, estupefacción… Todos con aspecto de sentir dolor de ánimo.
Cuando por fin logré asomar mi cabeza por la ventana distinguí lo que parecía un cuerpo con ropa azul celeste con machas rojas irregulares... la 607 quedó vacía.
Dr. Roberto González G
Huelva 12-12-2020