Ayer llovía, el cielo era grisáceo claro y oscuro, hacía frío, y no se oía mucho ruido fuera de casa, la imagen que siendo bella, nos parecía fea, mal día dijeron muchos... Alguien desde Matagalpa me indicó algo y vi como se transformaba para mi en un día en que el cielo había dejado de llorar, el manto del sol acariciaba nuevamente la tierra y la vida, masas multiformes algodonosas blanquísimas habían terminado de complementar el intenso azul de las alturas.
Los días nunca son feos ni bonitos, eres tú quien le trasmite tu fealdad o belleza a la Naturaleza, a la vida.
Encuentra en Dios la paciencia y el camino para tener solo los días que quieres tener.
Dr. Roberto Gonzalez G.
Huelva13-12-2020