Roberto González G
20 de febrero de 2021
ANOCHE VINO.
Anoche vino, yo la esperaba, llegó como siempre con la perfección de la circunferencia y su brillo arrullador en la inmensidad del firmamento. Parecía sola pero era una sensación nada más, yo la esperaba con ansias, e inmediatamente calmó esos sentires horribles de que como que se le fuera a uno la vida, el vacío en el estómago, el corazón que se desboca.
Surtió el mágico efecto y todo quedó en silencio, y con la serenidad de una laguna. En aparente soledad ambos, brotó la conexión y la plática sin palabras, en soledad buena, la soledad feliz, esas soledades que producen, esas que hacen vivir la perfección de la vida, la fuerza y magia que anula toda otra existencia, Ya solo la luna Bella y mi corazón grande y limpio, el amor, la única forma digna de vivir.
Ayer volví a encontrarla y supe que volverían de nuevo las historias fantasiosas , increíblemente reales del pasado, la luna y yo.
Ella seguirá eternamente, mi camino es ya corto, pero cuando me vaya la llevaré metida en el alma.
Mi amiga que me alerto sobre ella, sonreirá al leer estas líneas y se dirá ¡Vaya Ud. con Dios y con ella!
Huelva.
20-02-2021.