
Amado Nervo, seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz (Tepic, en ese entonces en Jalisco, hoy en Nayarit; 27 de agosto de 1870 - Montevideo, Uruguay; 24 de mayo de 1919),
1-EN PAZ (Amado Nervo)
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
... cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡más tu no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
más no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
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2)
TEMPLE.
Estoy templado para la muerte,
templado para la eternidad,
y soy sereno porque soy fuerte:
la fuerza infunde serenidad.
¿En qué radica mi fuerza? En una
indiferente resignación
ante los vuelcos de la fortuna
y los embates de la aflicción.
En el tranquilo convencimiento
de que la vida tan sólo es
vano fantasma que mueve el viento,
entre un gran "antes" y un gran "después".
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3)MÁS YO QUE YO MISMO.
¡Oh, vida mía, vida mía!
agonicé con tu agonía
con tu muerte me morí,
¡De tal manera te quería,
que estar sin tí es estar sin mi!
Faro de mi devoción,
perenne cual mi aflicción
es tu memoria bendita.
¡Dulce y santa lamparita
dentro de mi corazón!
Luz que alumbra mi pesar
desde que tú te partiste
y hasta el fin lo ha de alumbrar,
que si me dejaste triste,
triste me habrás de encontrar.
y al abrir mi cabeza,
ya para siempre jamás
el mal que a minarme empieza,
pienso que por mi tristeza
tú me reconocerás.
Merced al noble fulgor
del recuerdo, mi dolor será
espejo en que has de verte,
y así vencerá a la muerte
la claridad del amor
No habrá ni noche ni abismo
que enflaquezca mi heroísmo
de buscarte sin cesar.
Si era más yo que yo mismo.
¿cómo no te he de encontrar?
¡Oh vida mía, vida mía!
agonicé con tu agonía
y con tu muerte me morí.
De tal manera te quería,
que estar sin ti es estar sin mi.
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4)VIVIR SIN TUS CARICIAS.
Vivir sin tus caricias es mucho desamparo;
vivir sin tus palabras es mucha soledad;
vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro,
es mucha obscuridad...
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5)FIDES.
No te resignes antes de perder
definitiva, irrevocablemente,
la batalla que libras. Lucha erguido
y sin contar las enemigas huestes.
¡Mientras veas resquicios de esperanza,
no te rindas! La suerte
gusta de acumular los imposibles
para vencerlos en conjunto, siempre,
con el fatal y misterioso golpe
de su maza de Hércules.
¿Sabes tú si el instante
en que, ya fatigado, desesperes,
es justo aquél que a la definitiva
realización de tu ideal precede?
Quien alienta una fe tenaz, el hado
más torvo compromete
en su favor. El SINO a la fe sólo
es vulnerable y resistir no puede.
La fe otorga el divino privilegio
de la CASUALIDAD, a quien la tiene
en grado heroico.
Cuando las tinieblas
y los espectros y los trasgos lleguen
a inspirarte pavor, ¿cierra los ojos,
embraza tu fe toda, y arremete!
¡Verás cómo los monstruos más horribles,
al embestirlos tú, se desvanecen!
Cuanto se opone a los designios puros
del hombre es irreal, tan sólo tiene
la imaginaria vida
que le dan nuestro miedo y nuestra fiebre.
Dios quiso en su bondad que los obstáculos
para aguzar las armas nos sirviesen;
quiso que el imposible
estuviera no más para vencerle,
como e stá la barrera en los hipódromos,
a fin de que la salten los corceles.
Búrlate, pues, de cuanto en el camino
tu altivo impulso detener pretende.
¡No cedas ni a los hombres ni a los ángeles!
(Con un ángel luchó Jacob, inerme,
por el espacio entero de una noche,
... y el ángel le bendijo, complaciéndose
en la suprema audacia del mancebo,
a quien llamó Israel, porque era FUERTE
CONTRA DIOS)
¡Ama mucho: el que ama embota
hasta los aguijones de la muerte!
¡Que tu fe trace un círculo de fuergo
entre tu alma y los monstruos que la cerquen,
y si es mucho el horror de los fantasmas
que ves, cierra los ojos, y arremete!
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6)
SI TU ME DICES "¡VEN!"
Si tú me dices:"¡Ven!", lo dejo todo...
No volveré siquiera la mirada
para mirar a la mujer amada...
pero dímelo fuerte, de tal modo
que tu voz, como toque de llamada,
vibre hasta en el más íntimo recodo
del ser, levante el alma de su lodo
y hiera el corazón como una espada.
Si tú me dices:"¡ven!", todo lo dejo,
Llegaré a tu santuario casi viejo,
y al fulgor de la luz crepuscular;
mas he de compensarte mi retardo
difundiéndome, ¡Oh Cristo!, ¡como un nardo
de perfume sutil, ante tu altar!
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7)
MADRIGAL.
Por tus ojos verdes yo me perdería,
sirena de aquellas que Ulises, sagaz;
amaba y temía.
Por tus ojos verdes yo me perdería.
Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes, tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
yo me salvaría.
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9)
TODAVÍA NO
Ah! no, no, todavía no te vayas, amor.
¡Ah! no, no, todavía...
En mi fi otoño hay fulgor,
en mi cerebro lumbre.
El sol mágicamente reverbera en la cumbre.
¡Ah! no, no, todavía no te vayas, amor.
Algo aprendí en la vida, y un poquito de ciencia
da precio a las ternuras...
Tengo mucha indulgencia
para las cabecitas jóvenes; mi alegría
es cordial; y aún conserva su virgen transparencia
mi ingenuidad de niño (tan docta en su inocencia).
Amor, no, no te vayas quédate todavía.
Llevo en mi vieja alforja filtro para los males
mis enconados; alas para los ideales
enfermos, para todo desánimo vigor;
para melancolías de doncellas, remedio,
y sé contar historias que destierran el tedio...
¡Ah! no, no, todavía no te vayas, amor.
Amor, no, no te vayas: yo posaré en tus rosas
mis labios, tan ligeros como dos mariposas,
y no ajaré ninguna de sus corolas gayas.
Para tocar la carne de tus diosas,
serán mis manos blandas cual sedas temblorosas...
Amor, no, ¡no te vayas!.
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10)
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