Nacido, crecido, casado y envejecido en el pueblo. Se ocupaba del pastoreo de ovejas, tenía ahora aspecto de abuelo manso, el se sabía bueno , lo avalaba toda opinión de vecinos, su existencia transcurría lenta al lado de una buena mujer también del mismo pueblo, contento, sin exigir mucho a la vida. Creyente, alrededor de su cuello llevaba una delgada cuerda oscura de la que pendía una pequeña cruz de madera, mediana estatura, blanco rosadón, barba rala blanqueada de varios días, ojos azules que alguna vez fueron intensos. Su cabello blanco ligeramente ensortijado y abundante en laterales del cráneo, por el centro ya se había retirado a posiciones de retaguardia, ahora una gorra-boina de campo a cuadros protegía la zona despoblada.
Aquella tarde calurosa de primavera avanzada, se sintió extraño, raro, y como los animalitos del bosque sienten el peligro, así él, encerró a sus ovejas y regresó antes de lo esperado a casa, la señora y compañera, se sorprendió, se inquietó. Él nunca hacia eso, mas bien llegaba entrando casi la noche, él no quería ser muy explícito por no preocupar, ella le ofreció agua, no la quiso, no se sentía bien, no sabía decir… El tiempo pasaba lento, empezaron a ser notorios una palidez, sudación fría, un poco de mareo, nauseas, sensación de ahogo, cansancio, flojedad, sin ganas de hablar, buscaba sentirse mejor con los ojos cerrados y recostado en un sillón. - ¿que te pasa?, le dijo- la señora. - vamos al médico-. Nada, creo que no es nada, tengo como asco, un malestar, no sabría decirte, no me siento bien- contestó él.
-Mejor será que nos vayamos al hospital, puede ser tu corazón, dicen que a veces no duele, y es mejor que vayamos-. dijo su señora.
Acto seguido llamaron al taxi local, que con rapidez por desocupación llegó pronto, y se encaminaron al Hospital grande de la gran ciudad.. en el camino, él con ojos cerrados reposaba su cabeza tirada hacia atrás, ella muy preocupada a su lado le apretaba una mano fría sudorosa y con la otra le sobaba con delicadeza y secaba la frente, no le quitó mirada durante todo el trayecto que se le hizo mas eterno a ella que a él.
Ellos no podían saber que el estómago de Don Jacobo, se iba llenando lenta pero inexorablemente de sangre. Angiodisplasia le dicen los médicos, (malformación de un vaso sanguíneo en forma de araña de 1,5cm) se había roto cuando aún estaba en el campo con sus ovejas.
Ellos solo querían llegar pronto al hospital, el taxi corría con ganas, esquivando luces rojas, las que pudo, llegando al hospital cuando el malestar e incomodidad iba introduciendo en ligero sopor al marido de la señora bien preocupada.
Lo pasaron con rapidez a una camilla donde un doctor comenzó a preguntar a la vez que a su lado le tocaba la barriga. Una enfermera tomaba Presión arterial,(baja doctor, baja ) pulso(mas de 110 doctor), no dio lugar a realizarle electrocardiograma, en esto estaban cuando de repente aquel estomago que ya estaba a rebosar y la sangre contenida llegó al limite de su paciencia, como hace un volcán que de repente lanza una gran bocanada de lava hirviendo al exterior, expulsó con violencia la sangre contenida que se había cansado de esperar, salpicándolo todo. ¡¡¡Urgente!!!! ¡llamen al Endoscopista! se oyó al personal.
Fue trasladado con rapidez a quirófano.
Aquel día estábamos dos Endoscopistas de guardia. Mi compañero era hombre Rubio, pelirrojo, enjuto, huesudo, 1,90 metros de alto, barba rojiza enredada, que desde cachetes se iba hacia abajo llegando al pecho como un panal, igual que su cabello bien adherido. Escasas canas, su cara colorada, trasmite paciencia, tranquilidad, su frente amplia hacia arriba. Bata blanca impoluta daba aspecto de personaje importante como en realidad lo era.
Experto Endoscopista, sedó al paciente que estaba entregadito y con rapidez y habilidad magistral, examinó el estómago ya casi vacío tras la bocanada.
Miró, buscó, escudriño, hasta dar con la causa. La lesión vascular que en parte escondida del estómago paraba y sangraba de forma intermitente. le aplicó gas argón plasma y en unos minutos había sellado el origen del sangrado. Con cara de satisfacción extrajo el endoscopio…
Unos minutos después, mientras le daba cachetitos cariñosos a nuestro pastor de ovejas, éste despertó. yo nunca había visto una cara como la de ese paciente tras una endoscopia. El hombre tendido en la camilla, miraba hacia arriba con incredulidad, y una media sonrisa, sus ojos obligaban a los párpados a abrirse cada vez más, al extremo…dibujada en aquel rostro ajado, con ojos azules nuevamente intensos, miraba hacia arriba, luz de quirófano , la imagen de mi compañero todo de blanco… si la felicidad tiene una cara, esa era la de este hombre. - Pensé que si Miguel ángel hubiera estado presente, le hubiera dicho “no te muevas, no te muevas, que te pinto” . No he visto jamás expresión mas perfecta de felicidad, seguramente también oía música celestial…. -fue en ese instante que Dn Jacobo le dijo a mi compañero : ¡¡UUUd. debe ser San Péedroo!!, ¿estoy ya, en el cielo?.
* Pocos días después fue alta hospitalaria y se marcho de nuevo con sus ovejas, donde seguramente sigue esperando su cielo que le llegará por hombre bueno y cristiano. No volvió a sangrar.
*Cuando uno tiene la conciencia limpia, lo que espera y seguramente conseguirá es llegar al cielo.
*Las Angiodisplasias, o vasos sanguíneos mal formados pueden aparecer en cualquier lugar, y en estómago, pueden ser causa como en este caso de sangrado importante que requieren atención inmediata.
Dr. Roberto González G.
Gastroenterólogo.Endoscopia Digestiva.
Sevilla-30-septiembre-2016
Dr. Roberto González G.
Gastroenterólogo.Endoscopia Digestiva.
Sevilla-30-septiembre-2016