Mañana fresca de primavera, Consulta externa de Especialidad de servicio público, espaciosa y luminosa, 8:30Am. Sentado ante el escritorio.
Esa fue la primera vez que la vi y no alcanzaba los 25 años. Cuando su cara y sus ojos llegaron hasta mi, hubiera preferido que la atendiera otro médico… esa sensación me desapareció como la oscuridad desaparece ante el avance del alba, luego de que cruzamos las primeras palabras. después ya siempre quise.
Mostraba en su rostro mucho sufrimiento y soledad, mezclado con resentimiento y ganas de lucha,, llevaba unos 2 años consultando, de aquí para allá, de allá para acá, para mas allá y vuelta a empezar…
Comprendí su entrada, y sentí un reto, su cara de pocos amigos, seriedad, desdén, falta de fe, ojos duros reivindicadores, sarcasmo e ironía eran esencia en sus respuestas. Lo primero que largó fue: “Que sepa que si estoy aquí, es por darle gusto a mi madre”, yo no creo en Uds. Yo le devolví media sonrisa, no tenía otra cosa en ese instante, luego sería la palabra…
-La madre convidada de piedra apenada, callaba. Me sentí desarmado con esa impronta, pero desde ya años, cada vez que tengo algún problema parecido en mi trabajo, hablo con el Jefe supremo que está en los cielos, y demando ayuda, que me convierta en JOB para seguir adelante sin que se note Irritación.
Entornando ojos con mirada fría como hielo, comenzó su relato.. Tengo vómitos, pero no estoy loca, llevo mas de 2 años con vómitos y no estoy loca, cada mes sufro de vómitos y he perdido peso, le aseguro que no estoy loca… todos Uds, al final me dicen que es de los nervios, y yo no estoy loca, he acudido a salud mental por complacer a mi madre y no estoy loca.
La escuchaba con atención sin despegar mi mirada de sus ojos, que no rehuían, intentando que se sintiera comprendida, interactuaba, pero no daba espacio. Le lancé la pregunta “ ¿Crees en Dios?” No contestó. como que yo no hubiera abierto la boca, ella siguió con su penoso relato y su forma de sufrir, su no respuesta la sentí como pesada losa, cerrando cualquier oportunidad de acercármele… di por terminada la consulta, (En este tipo de consultas, los que mandan no dan mucho tiempo), la cité nuevamente a los 15 días sin permiso de la institución, lo hice a cargo de mi tiempo, se fue sin despedirse.
La segunda entrevista no fue menos dura que la primera, pero le provocó extrañeza que me interesara su tema.- aproveché el resquicio. Yo no te veo loca le dije-.
-Ya lo he dicho mil veces contestó.
Siguió una tercera y no fue hasta la cuarta visita cuando su mirada y facciones comenzaron a suavizarse, y darse cuenta de que quizás no estaba todo perdido, quizás este médico estaba un poco loco, y creía que la podría ayudar…
Ya cuando conseguimos hablarnos sin condicionantes, le conté lo que me había hecho estudiar en casa, incluso hasta sonrió ya para ese tiempo, finalmente llegamos a un Diagnóstico y poco a poco aquel problema se presentó menos frecuente hasta que desapareció.
Se había mejorado con tratamiento farmacológico y…
Había recuperado la tranquilidad y asumía pequeñas molestias.
El día que le di el Alta de consultas, ya sonreía. La chica fea de la primera entrevista se había tornado en una bella muchacha gracias a que su espíritu había cambiado, y ya abriendo la puerta para marcharse, mirándome dijo lo mas bonito que le he oído decir a un paciente. “No creía en Dios, pero ahora si creo”, hasta luego, y se fue.
Huelva- 25 de marzo 2017
Dr. Roberto González G.
Gastroenterología-Endoscopia Digestiva.