En el pasillo al borde de la entrada del quirófano 2.3, vi una cama con sabanas blancas, adosada a la pared, en ella, una señora de unos 70 años esperaba….. Fue al pasar… mi amable sonrisa no tuvo respuesta, parecía triste de profundidad, blanca pálida, cérea, liso el cutis, estirado parecía… no parpadeó, estaba imperturbable, rígida, recta. La sábana blanca temblaba con prisa en la zona central de abdomen, adiviné sus manos debajo. Su cara de plástico como máscara, no expresaba nada, ¡Que buena jugadora de póker! sería esta persona, pensé.
En su historial médico estaba la explicación…. La enfermedad de Parkinson, había pasado a ser enfermedad de ella, y en su lucha, ese día estaba allí para que le abriéramos un agujero en el abdomen, que le permitiera continuar nutriéndose y tomando su Levo-Dopa, droga mágica para seguir contra su enfermedad, seguir….. la parálisis agitante había avanzado mucho, tanto que impedía expresarse, moverse, alimentarse, y lo que íbamos a realizar le ayudaría, a alargar un tiempo mas, que solo Dios sabe cuanto, el inevitable final de su enfermedad y de su vida.
Le íbamos a hacer una PEG ( Percutaneous endoscopic gastrostomy), que en síntesis consistía en abrirle un orifico en la piel de abdomen, y dejar colocado un disco plástico de 3,5cm hueco por su centro, en el interior del estomago, a través del cual se podría seguir alimentando y permitiría introducir una sonda mas fina que situándola en intestino facilitaría seguir proporcionándole la Levo Dopa de forma mas eficaz.
Tendida boca al cielo, el abdomen desnudo en la mesa de quirófano, Uno con gorro y mascarilla verde, comenzó a hablarle, mientras, en su vena inyectaba un liquido blanco, que poco a poco la fue sumiendo en profundo sueño. Ya se puede proceder escuché. Se hizo oscuridad total en la sala, así localizamos por transiluminación el punto de luz dentro de estomago, que era el exacto para la incisión……... todo había concluido tras 15 minutos de actividad.
Volví a ver a la paciente una vez pasado el efecto de anestesia, le hablé, le dije que había ido todo muy bien, su cara de máscara no respondía nada, pero mis ojos se quedaron sobre los de ella unos segundos, percibí cierto brillo especial que hizo la brillantez del instante.
Quise comprender que entendió todo y que me decía “ estoy contenta de que se haya logrado”, “ contenta de poder seguir alimentándome, y seguir recibiendo el tratamiento”, que pueda yo seguir… aquellos ojos a mi me parecieron que amaban la vida.
Aquella doñita me pareció un ser con Coraje singular ,que no se rendía, por muy pesada que fuera su cruz. Creo que si, que ese era su nombre “ CORAJE”.
Sevilla-20-1-2017.
28-06-2015.
Dr. Roberto Gonzalez G.
Gastroenterología-Endoscopia Digestiva.