ENFERMERAS.
Mi relación con las enfermeras es de larga data, así como los años que tengo. Al nacer -contado por mi madre- fue una Enfermera quien primero me cogió en brazos, me lavó, me abrigó, dio los primeros mimos, me tomo con sus dedos amorosos la naricita, me dijo cositas y sonriendo me posó en los brazos de mi ansiosa mamá.
Solo tengo buenos recuerdos de las enfermeras, solo recuerdo enfermeras de verdad y no es que niegue la existencia de otras, otros, impacientes, diablos, diablas, irascibles con los sufrientes, faltos de piedad, misericordia y generosidad.. que haberlas haylas, y haberlos haylos, seguramente equivocados de profesión, sino que, y esto lo digo con total sinceridad, en mis recuerdos no aparecen, no se quedaron grabados en mi memoria. Pero si, todas y cada una, cada uno, de aquellas, aquellos que hicieron su labor con magnanimidad, solas, solos, o haciendo cuerpo conmigo cuando llegó el momento en las atenciones a la persona enferma y desconsolada.
En mi niñez las veía pasar por la calle frente a mi casa,allá en las calles de tierra y de piedra en mi pueblo natal, vestidas todas de blanco, cofia, vestido, medias, zapatos blancos, blanquísimas, notoriamente impolutas que les daba entre su profesión y su vestir una entidad de santas, regresando a sus casas después de hacer el bien.. yo imaginaba entonces su trabajo y surgía la admiración infantil, que ya nunca se apartó.
En mi adolescencia estuve mas cerca de ellas,por casualidades de residencia y permanencia, muchas horas a su lado, estuve observando actitudes, conociendo sus pensamientos, conocimientos, disfrutando sus reflexiones, y sus goces al contar. todas humanidad.
Enfermeras hechas de la práctica diaria y aprendizaje al lado del médico, épocas en que no se requería titulo universitarios para atender al prójimo, hablo por supuesto de fechas atrasadas en mi vida y en mi país,-similar a otros muchos del continente americano-,
Cariño, generosidad,predisposición a ayudar, mejorar, aliviar, con conciencia de la importancia de sus actos, también luego cuando abandoné mi terruño en busca de hacerme médico, crucé el charco me las volví a encontrar, en la universidad, en la vida , ya en la madre patria.
Recuerdo una de ellas, -La veo como si la tuviera enfrente,-entregando su tiempo a un compañero Ecuatoriano de la época, moribundo lejos de su familia y su tierra, allí estábamos todos ante el drama y una enfermera la abanderada para los asuntos que hacer en el momento. agradecimiento, deuda eterna.
Gracias a una enfermera fue que ingresé como estudiante residente en una unidad de cuidados intensivos. tuve experiencia inenarrables de bonitas, dulces, alegres, humanas, y sobretodo de ayuda al prójimo con muchas a lo largo de muchos años en que me tocó desempeñarme como estudiante residente, medico de cabecera en muchísimos pueblos de Andalucía, al igual que en servicios de urgencias.
Sin una enfermera o enfermero en esos lugares, que alguna vez sucedió, me sentía solo, me faltaba como una costilla, o yo era una costilla suelta de alguien que no estaba, faltaba el equipo. mucho aprendí de aquellos profesionales.
Ya rumbo a la especialidad, mis primeras guardias en gran hospital, fueron enfermeras, enfermeros. quienes me trasmitieron serenidad , tranquilidad, conocimiento al fin, incluso me sugerían que hacer y poner, en aquellos primeros casos angustiantes con los que me enfrentaba por primera vez, Crisis asmáticas, Edemas Agudos de pulmón, Crisis Epilépticas, Infartos Cardíacos,Diabéticos descompasados, Crisis hipertensivas, etc, etc... fueron ellos ya habituados por la rutina y por su experiencia de años, sabían mucho mejor que los médicos noveles que sabíamos solo de los libros, fue en ésta época lo de mi novatada sufrida pero que enseñó, habían enfermeras y enfermeros , que hicieron lo suyo.
Gente con los que en tiempos de relax, platicábamos no ya solo de los casos y enfermos, sino de otras cosas diversas de la vida. A mi sentir me enriquecieron no solo en medicina, sino con cosas humanas.
Luego ya formado a medias,-Nunca se acaba de formar uno- con flamante titulo, seguí trabajando con enfermeras, muchas de ellas las recuerdo con cariño y amor, por conciencia de formar parte del mismo grupo, angustias, alegrías de trabajo bien hecho, horas compartidas al fin y al cabo.
He tenido a suerte que siempre me ha acompañado alguien que camina por el mismo sendero que yo. La Enfermera.
AHORITA que escribo esto, surgen en mi memoria muchas caras y múltiples hechos, unos tras otros como en un pase de diapositivas y pienso que sin todos ellos, yo no sería el médico que soy, médico indudablemente claro que si, pero con carencias, que gracias a ellas, gracias a ellos, se han ido llenando y siguen llenando muchas.. Creo que todos ellas, ellos, lo saben, porque nunca tuve reparos, sino gozo en decirles, reconocerles a cada uno en su momento, las consideraciones mías sobre su actuar.
Así pues, para mi la Enfermera, el enfermero, son piezas fundamentales en la atención al enfermo, no importa donde esté ni si es universitaria o graduado en la practica, siempre a pie del enfermo, y brazo derecho del médico en el trabajo técnico, pero.. y esto lo digo sin querer molestar a nadie, pero es lo que he visto, mas que un brazo, es en muchas ocasiones el corazón que sustituye al que falta a muchos de nosotros los médicos en sus contactos con el enfermo.
RGG.