jueves, 3 de agosto de 2017

EL FRESQUITO.- CUENTO DE MÉDICO.


En este tiempo de calor aquí,  en Huelva de playas bellas, me recordé de aquello..
El FRESQUITO.

Unos días escasos llevaba en el pueblo, y digo pueblo por las cosas que pasan allí, no porque hace ya décadas que le subieron rango a Ciudad, nada menos que “ La perla del septentrión” Matagalpa, allá en el Norte de Nicaragua.

Ha cambiado mucho su aspecto y dinamismo, pero sigue siendo pueblo alegre con gente alegre y conversadora como mi amigo Arnoldo, hombre contemporáneo mío, con quien compartí años en secundaria, Chele, de dorado pelo y suavemente encolochado, barriguita elegante como de mujer digna embarazada, que lo hace inclinar el tórax unos grados hacia atrás, 1,70cm de estatura, ojos verdes azulados, amante de Darío y entusiasta de la tertulia, que solía liderar en tiempos pretéritos, caminar pausado, haciéndose notar con balanceo de peso no fatuo. Bueno pues a ese amigo y compañero me lo topé en la calle central, una de las dos principales calles-avenidas, en esa donde el cielo se medio tapa con carteles y anuncios enormes y colores tropicales, algunos ingeniosos y otros hasta machistas como el gallo más gallo. La otra calle es la de los bancos, ya les contaré que me pasó en esa. 

Llegando casi donde los Cardoza a escasos metros del parque de Rubén, me sonó mi espalda ancha y sentí el peso de mano gorda, a la vez que,  un "Idiay doctorazo".  ¿cuando llegó? 
 ¡Idiay Arnoldoo!, ¿como estás? Y abrazo va....  y apretón y apretón entusiasta… Unos minutos después me decía,- Doctor lo invito a tomar  fresquito allí, al parque y así platicamos hombre. 
(Eso de cambiarle a uno el nombre por el de la titulación profesional es algo habitual en mi pueblo y ese respeto inicial de reencuentro es parte del respeto a sí mismo, cosas de los lenguajes de pueblo)  !que alegre que esté aquí! y bla, bla, bla...   

Nos encaminamos hacia el parque Darío, pensando yo, en el olor de la guayaba,  fresquito de nancite, fresquito de mamón, de papaya, etc. etc.   Mientras repasábamos al pueblo y a la gente con frescura y sonrisas frecuentes, sobretodo al mencionar el hecho del tiempo, que nos cambia a todos menos a él,  en su forma de ser, el mismo bromista de siempre...nos sentamos en una banca del parque donde ciertamente platicábamos a gusto y sin calor…    Cuando llevábamos un rato volando lengua, que se estiraba como chicle, cuando pasa uno tiempo sin verse, me atreví a decirle tras haber observado,  -¡Idiay Arnoldo!   ¿y el fresquito?  ¡Yo no veo ninguna refresquería aquí!-

  •  jajaja, Idiay doctorazo, le parece poco el fresquito que hace aquí en el parque Darío!  
  • Jajaja, fue realmente una tarde fresquita.


             Dr. Roberto González G.
Gastroenterología- Endoscopia Digestiva.
Huelva 3 agosto 2017.

RGG

Matagalpa.15oct.2015

viernes, 9 de junio de 2017

"YA ESTOY AQUÍ". Cuento de Médico.

                                      "Ya estoy aquí".
Ayer en Hospital tuve un encuentro que me impulsa a escribir unas líneas, para mientras regreso.
“Ya estoy aquí “ eso dijo al entrar a la sala de Endoscopia, la joven de 27años, con cara sonriente y ojos negros brillantes.
¡Ya, yaaa!! dijo la enfermera que la iba a acomodar en la camilla, pensando que avisaba que había llegado.
-No, no… me refería a que ya estoy aquí de nuevo.
-La enfermera la acomodó en la camilla para una colonoscopia de control, tras un año de haber sido diagnosticada y operada de un cáncer de colon.
La revisión fue perfecta. Estaba bien, ni rastro de tumor, y ella de estupendo humor.
Ella, con el divino tesoro de juventud, había sido embestida por el infortunio, pero fuerte y optimista se reafirmaba, estaba ya en otro día futuro hecho presente, y seguía estando aquí, en otro día, en otro momento, pasados muchos momentos que para ella ya no existían, habían dejado de ser, ahora “ya estoy aquí”.
-Luego de la colonoscopia, estuve platicando con ella unos minutos, y por eso supe su sentir cuando dijo “ya estoy aquí”.
Todos podemos decir también “ ya estoy aquí”, hoy, ya es otro día, “ya estamos aquí”. Aunque todavía a muchos no nos haya llegado el drama.

Huelva- 9 de Junio 2017.

            Dr. Roberto González G.
Gastroenterología-Endoscopia Digestiva.      



lunes, 5 de junio de 2017

ESCOTOMAS.- Cuento de Médico.

       
Hoy comencé bien mi día desde la mañanita, y pensé que así debía ir el resto.  No me equivoqué.  Atendí a una paciente que llegaba a recoger resultados de exámenes ya realizados.   Tendría unos 70 años, luego ella me corrigió, tenía 86.
Bajita ella, pelo corto, rubio,-seguramente teñido- ojos claros y mirada alegre, vivaracha.  Mientras yo revisaba e interpretaba resultados, le pregunté : ¿ Y Ud. como se encuentra?
- Yo, yo bien, yo muy bien... ¿ Y ud.?
-No  respondí, sino que lance otra pregunta..." ¿ Ud. como me ve?"   
-Yo lo veo estupendamente,  estupendamente lo veo... ¡ pero como no veo mas que sombras!...
-Jajaja, no veía apenas, tenía una enfermedad ocular que solo le permitía ver  claridad alrededor de sombra negra... jajaja, tenía Escotomas  y me veía estupendo.    Y entonces reímos juntos, jajaja.

*Espíritu alegre,  hace vivir mas y mejor, enfermos del cuerpo o no.


             Dr. Roberto González G.
Gastroenterología-Endoscopia Digestiva.

Huelva, 5 de junio-2017.
Sevilla 18-02-2015

domingo, 4 de junio de 2017

CALIDAD HUMANA.- Cuento de médico.

Serían casi las 3 de la tarde de un día caluroso del 2014, bordeando el verano,  cuando salía del Hospital,  tenía que caminar unos 300 metros para llegar al carro.

Por esas fechas, tenía un problema de rodilla, que me tuvo cojeando durante casi un año, y mi caminar era lento, como la del personaje que vi acercarse hacia mi en sentido contrario sobre la misma acera. Un hombre menudo, harapiento, sucio, malnutrido, cabello negro grasiento, desaliñado, moreno tostado por la fuerza del sol, su cara y  pelos en ella, mostraban mas que vejez, falta de cuidado de meses, se movía despacio como con pereza o cansancio.

Este me va a  pedir dinero, me dije....  
Tuve intención de cruzarme de acera, pero no lo hice, seguí mi andar penoso, y cuando estaba ya muy cerquita de mi, me dijo: 
-" ¿Tito, qué le pasa?  ¿Qué mal camina, noooo?
-Sí, le contesté sin estar seguro de conversar. ¡Gracias hombre por preguntar! hablamos no mas de 2 minutos, no se produjo ninguna petición.. lo que me dijo ya despidiéndose fue
-Bueno Tito, que se mejore... 
-¡Gracias! ya pasará, y ambos continuamos nuestro camino.

-Luego en los días lo vi muchas veces y siempre, me preguntaba por la rodilla, nunca me pidió dinero.  ¡¿Tito, como va la rodilla?! me decía de largo cada vez que me veía llegar o salir del hospital cojeando...

-Aquel día del encuentro, el tiempo que transcurrió hasta llegar al carro mi pensamiento   era :  Que llevaba casi un año arrastrando los pies por los pasillos y pocos me preguntaron sobre ello, alguno lo hizo al principio.

* ¡Y es que amigos, la calidad humana no viste de traje y corbata.!


            Dr, Roberto González G.
Gastroenterología-Endoscopia Digestiva.

Huelva- 3 de junio-2014

viernes, 2 de junio de 2017

¡ADIÓS CARIÑO!.- Cuento de Médico.


 
¡Buenos días!.
-¡Buenos días! Siéntese señora.
-Gracias...

-¿Que le pasa? ¿En que podemos ayudarle?

-Pues Yo, tengo una ¡ACHALASIA!,  eso me dijo el médico privado, y también me dijo que tengo que operarme.   Yo vengo a la seguridad social, para ver que me dice Ud. y continuar aquí.   Ya no tengo con qué seguir pagando médicos privados. que hay algunos que le sacan a uno el unto, la manteca. y se rió con sonido bajo.

-Interminables listas de espera en el Servicio Público de Salud (SAS), y la falta de salud, obliga a gastarse lo que los pacientes no tienen, de manera que además de no darles atención a la que tienen derecho en tiempo y hora, le provocan daño económico- pensé para mis adentros.

El otoño de la señora le había dado 72 vueltas al calendario, pequeña de envergadura, vivaz, dicharachera, cara despierta y ojos mas despiertos todavía, y mas cuanto se veían mucho mas grandes que su contexto por los gruesos cristales delante de ellos, su cara era toda ella.    Ya su pelo nevado y ajada su piel, con el ángel de gente de pueblo del sur, de andar y hablar ligerito, era acompañada por una vecina que se adivinaba buena.  
- ¿ Y los hijos?
- ¡Ay los hijos , mejor no!...

-Bueno, ok, le explico...
-¡Ookay cariño! me devolvió sonriente...

- La Achalasia de Cardias, consiste en una falta de relajación del cardias ( músculo que como anillo delimita el tubo por donde baja la comida,-esófago- con el estómago.
Ese anillo muscular, esfínter, se relaja(abre) para dejar pasar los alimentos, y se contrae ( cierra) para impedir que regresen al esófago.   Cuando ese músculo enferma y permaneces contraído- Ausencia de relajación, se produce un aumento del diámetro del esófago, dejando de moverse adecuadamente, se convierte en un saco flácido grande).    Eso se opera, pero también se puede optar por solucionarlo por Endoscopia, que a su edad pienso, es lo mas conveniente, pero antes hay que tomar unas biopsias de esa zona.

¡Aaaahhhh!, bueno. No lo había entendido yo bien eso doctor..., Bueno pues hágame ud. lo que sea, cariño... porque yo no puedo comer bien, estoy perdiendo peso, y me atoro y vomito.

-Le gestioné, le realicé por Endoscopia, una Dilatación Neumática forzada del esfinter que no abría.

-La señora mejoró...  Se alimentaba mejor en forma inmediata, y ahora de nuevo la tenía enfrente a 2 meses de la intervención endoscópica, para una revisión.

-¿Como está? señora.

-Muy bien, muy bien, y ¿Ud?.   Doctor yo llevaba ¡Húúú! años, pero años que no comía como ahora. ¡Del todo del todo no estoy, ¿ Pero donde va  a parar!, ahora soy reina y estoy contenta.

- Muy bien, eso está bien, ese tratamiento es para mejorarla,  no para curarla, ya lo sabe Ud. al ser un problema de inervación del músculo y de la  pared del esófago, pues el éxito está en que Ud, coma sin atorarse, atragantarse,  y no pierda peso.

-Con eso me basta doctor.

-Bueno, pues nada, me alegro, la volveré a ver en 6 meses.

-Me voy muy contenta.   ¡ Hasta dentro de 6 meses!  ¡Adiós Cariño!... dijo, sonrió y se fue.


           Dr. Roberto González G.
Gastroenterólogo-Endoscopia Digestiva. 

2-Junio 2017.
15-Junio-2015.



jueves, 13 de abril de 2017

PAJARITO.- Cuentos de Médico.


Era tiempo de dictadura en el país central de América, cuando finalizó aquella historia, el hombre fuerte en aquellos entonces, era un tal Tacho, yo nunca lo vi.   
La ciudad del Norte, bella, de clima inigualable, en un hoyo rodeada de cerros verdes, quizás daba cobijo a unas  35,000 almas de todo pelaje. 

El Progreso, nombre irónico para barrio grande de gente humilde, trabajadora, calles sin asfaltar.  En  algún punto se situaba la calle ancha, de tierra, donde una docena de chavalos nos reuníamos con frecuencia por las tardes lentas, a jugar a la bola de hule,  o platicar  bandidencias…aparecía uno, otro y  otro y de repente estábamos todos para el juego en mitad de la calle. 

 A unos 70 metros, una esquina con casa verde, dos amplias puertas abiertas a la calle. Dentro la tienda mal surtida…  - dos o tres tinajas de barro, frutas en canasto, naranjas, limones, mangos, bananos amarillos,  pintos.     En el mostrador, cuerpo de la tienda, en grandes frasco de cristal,  galletas, biscotelas, polvorones, besos, coyolitos, lecheburras, gofios… todas golosinas propias del pueblo.      En sacos macen medio llenos, remangados por los bordes,  frijoles , arroz,  Maíz.   Pinolillo suelto al peso y en bola,-machos, le llamaban a las bolas comprimidas de pinol con cacao.-.  Una refrigeradora grande solitaria enfrente, una toallita limpia colgando del manillar.  Un gran espacio silencioso siempre con suelo brillante, ocupado por tan  poco mercadería, daba sensación de desangelado.  

Generalmente, dos viejitos atendían las pocas ventas.  A veces, estaban los dos, siempre serios, mal carácter,  reñían a los chavalos que entraban a veletear sin comprar nada,  si uno quería algo y se quedaba dudando, le decían : “si no va a comprar nada,  ¡Váyase! ¡chavalo vago!”.   Eran ancianos mal encarados y  secos, él, medio calvo y el poco pelo que tenía pegado a su cráneo  era blanco amarillento, igual que su bigote, no usaba anteojos, Ella, menudita, morena con pintitas moteadas sobre el moreno, mantenía un pelo negro, negrísimo teñido. No se relacionaban con nadie, su vida era abrir por la mañana y cerrar al finalizar la tarde.  

Mi tía me contó que no siempre fueron así… se volvieron así,  desde lo que le pasó a la única hija… María de los Ángeles, muy bonita, había muerto de pena me contó mi tía.  

Angelita, como le decían, vivía justo al lado de aquella casa grande verde selva.  Una puerta pequeña y una ventana con cortinas era la fachada.  Siempre permanecía cerrada, salvo pequeños ratos vespertinos en que María de los ángeles se quedaba en la puerta, a ver pasar gente.

Aquellos ratitos de tarde, fue una ventanita por la que se coló, ese estado que hace que los seres humanos tengan la sensación de estar en el paraíso.  Cupido la flechó de amor y el  hombre casado bandido la preñó.  El fruto de aquel desliz nacería nueve meses después, pero sus desdichas comenzaron desde la concepción, el Don Juan desapareció y los padres de la abandonada, tras gran sorpresa, decepción e ira, que los acompañó hasta el final, la recluyeron como apestada.  La vergüenza, los hacía sentirse señalados en el barrio.  La embarazada comenzó a aumentar su barriga que nadie vio y la depresión se adueñó de su ser, muriendo poco tiempo después de dar a luz a un niño sano,moreno y gordito.  Ni esto salvo a la infortunada, de la melancolía que finalmente la hizo marcharse de este mundo.  

Los ancianos padres no lograron superar aquella insensatez de la hija y vivieron muertos en vida el resto del tiempo que Dios les dio. Se les agrió el carácter para siempre, ni siquiera el bebé logró cambiar aquello.

Los ojos siempre atentos del vecindario no supieron cuando sucedió el nacimiento y cuanto transcurrió entre esto y la muerte de la infortunada muchacha.   Un día, todos la  acompañaron al cementerio.  Unos dicen que fue como consecuencia del parto, otros que de tristeza, los románticos preferían creer que fue de amor.

El tiempo que todo lo acalla, pasó y el vecindario con pena se acostumbró a ver de cuando en cuando a un niño hermoso que iba creciendo  con rapidez sentadito, quietecito,  ante la mirada de los abuelos en aquella tienda de alimentación, o correteando siempre cerca de ellos.  Ésto enternecía a las lenguas viperinas que sin despellejar a los abuelos, le hacían carantoñas al chico. 

Pasado ya tiempo,  los chavalos vagos del barrio, armábamos peloteras, con chistes, apuestas  de algunos centavos en los juegos en la calle sin pavimentar como todas las del barrio.  Esa casa misteriosa de puerta siempre cerrada durante años, despertaba una morbosa atracción.  El  pasar, asomarse calladito, intentando meter los ojos por donde fuera,  a ver si sorprendían algo, era casi ritual.    
Un día fue noticia entre la chavalería, que uno había pasado por esa casa y lo contó, había oído el canto de un pajarito, era algo extraordinario,  oír  un pajarito en donde todo había sido solo silencio… Y  ya todos fueron pasando de cuando en cuando, comprobando que efectivamente había canto de Pajarito, pero el trinar melancólico se detenía, cuando alguien  se quedaba quieto junto a la ventana para husmear… Se alejaba uno de la ventana y la melodía volvía a sonar…. Aquello era misterioso, como si el pajarito percibiera nuestra cercanía y no deseara que lo oyéramos cantar.   El  tiempo pasaba  y aquello terminó por no causar ya expectación al no poder averiguarse el misterio. 

La chavalería crecía y en una tarde de juegos, teminamos aburridos sentados sobre la acera, hablando de cosas importantes, uno de los compañeros se marchaba a su casa… se levantó y se alejaba caminando como cansado… Fue entonces cuando ya el muchacho separado del grupo unos 30 metros, escuchamos el mismo  trinar del pajarito que no se dejó descubrir cuando todos lo intentamos al pasar al lado de la ventana y puerta misteriosa.  Todos nos quedamos con los ojos pelados, abiertos como platos, y a coro alto se oyó un  "¡Oéée, oééé oééé!",   levantándonos corrimos tras él, al mismo tiempo que el chavalo echaba a correr huyendo de la pandilla, y silvando entró a casa de sus abuelos.  

Desde aquel día Venancio, quedó para siempre con el sobrenombre de pajarito. Él se había criado con los dos viejitos, que lo trataban con normalidad pero sin cariño, quizás por ser recuerdo vivo de una desgracia de tiempos pasados, insuperable. 

Las tardes nuestras eran alegres, y bullangueras, se convirtió el Venancio en líder dentro de grupo, era fuerte, moreno de brazos anchos, se peinaba para atrás y con brillantina, y no sé como se jalaba  el pelo con el  peine y haciendo un pequeño giro formaba un colocho que quedaba colgando sobre su frente.  Y se miraba guapo, es un robacorazón decía, nadie podía opinar otra cosa.
  
El tiempo transcurría, lento si, pero pasaba, y miramos a Pajarito en el colegio, en los billares, en las calles, bueno el chico, con grueso de gente gruesa, siempre bien peinado,  tenía una forma de mirar de hombre duro, y una forma de caminar de hombre tranquilo y ganador.  Dentro del grupo, se enorgullecía de la pericia que había conseguido con el billar y con los naipes, luego pasó a los dados en tugurios que ya frecuentaba como casa.  En una ocasión le pregunté:
-¿Oye Venancio, y vos sabes jugar bien al poker?  
—¡Preguntale a tu abuelo que siempre anda por aquí, preguntale si Venancio sabe jugar al poker, preguntale!.  Eso decía mientras estiraba la barbilla hacia arriba y afilaba el pico, orgulloso. 
-Mi abuelo era un buen jugador de poker y le había dado el visto bueno.   Lo veíamos también venir del instituto siempre tarde y después del billar, con algún libro amarrado con una corbata y balanceándolo al caminar…
Dejo de ir al instituto y ya, sólo lo veíamos en  la calle, en el cine, en los billares, salas de dados, y también rajando leña en la calle frente a la ventecita  de los abuelos.

En una ocasión me lo encontré en los billares del barrio, billares de don Pancho,   estuvimos jugando largo rato, siempre me ganaba,  era buen jugador .  
Era tiempo en que pajarito ya andaba enamorado, enamorado de una que había llegado nueva a la casa donde la Reina, tugurio en esquina rosada allá en el centro de Guanuca , barrio populoso de gente humilde, y también de mala fama por cantinas, prostitutas, gente pendenciera. era el barrio que allá no mas decían “Donde la vida no vale nada”  la  zona roja.

Pajarito llevaba ya muchos días enamorado y correspondido con la Martita,  una bonita del norte, jovencita, de cuerpo agraciado y que desentonaba en aquel establecimiento  por educada, cariñosa y  buen cuerpo.  Se enamoraron, y Pajarito se aficionó tras el primer encuentro comercial,  luego ya se veían temprano antes que comenzaran el zafarrancho, estaban juntos, se encandilaban, se amaban con miradas, con palabras y con sus  cuerpos, aquella historia era sincera y honesta, pero cada uno estaba en lo que estaba y no sabían como resolver mientras tanto.  Decía que aquel día, pajarito me invitó a que fuéramos a la casa rosada, donde la Reina. Lo acompañé medio trayecto en el camino hacia la perdición,  lo abandoné por una película de Tarzán que estaban presentando en el teatro Perla, nos dijimos bye.   Y siguió  alegre a su destino de amor, donde su reina, su princesa, lo esperaba para vivir momentos felices , soñados….serían aproximadamente las 4 de la tarde,  yo me alegré que Pajarito había conseguido la primer cosa buena en su vida, en su pensamiento y en su corazón…  tener cariño , amor de alguien que lo amaba sin reservas y se lo trasmitía. Pajarito había cambiado aquel carácter hosco casi agresivo y rebelde que había mantenido en su existencia previa al encuentro y flechazo de amor con aquella dama.  Y se le notaba, estaba feliz. 

En la  roconola,  sonaban canciones de Peñaranda, cumbias, corridos, y boleros mexicanos de acabangados llorones, y era la piragua de Guillermo Cubillo, era la piragua… 
Allá al fondo del salón iluminado hasta penumbra con luces de colores, sentados y cogidos de la mano sobre una mesa que lucía una imagen de Cerveza Victoria en su centro, estaban los tórtolos, no era el nido, el nido al que volaban tras los arrumacos de la llegada, quedaba al fondo, en la cuartería del patio de la casa rosada grande.  Poca gente a aquellas horas, pero ya la música sonaba, bajito para elevarse cuando llegaba la oscuridad y la noche.  En la barra alta de madera innoble lucían  botellas de Santa Cecilia, Ron Plata, Ron flor de caña, cervezas todas con nombre de mujer,  aserrín desparramado sobre el suelo de cuadros rojos…  Era más noche cuando llegaban los hombres machos para amar la noche y las  mujeres que se ganaban la vida cumpliendo caprichos que se antojaban con la borrachera y el dinero, y era de madrugada ya, cuando aparecían los famosos bochinches que nunca faltaban en la cantina donde la Reina.  

Un chiguín, llegó corriendo hasta pajarito, para alertarlo de algo… estuvieron hablando, se recompuso en la silla y miró hacia la puerta salida.   Él ya sabía que Mano de Mono, se había encaprichado de su amor un para de meses  antes, de que entre Martita y él, prendiera la llama del amor, pero nunca pensó que pudiera traerle problemas, por su discreción y porque en realidad Martita no tenía nada con el Policía alto, gordo y negro, que ocultaba su maldad siempre con media sonrisa.  Pero su trabajo la obligaba a pasar con el que pagara sus servicios, hasta ver otro futuro mejor.
Lo de Pajarito con ella, era tierno, puro, dulce, encantador… y se preocupó la mujer animándolo a que se marchase para evitar problemas..

Habían transcurrido ya, no sé exactamente cuanto desde que Pajarito llegó, ahora ya la oscuridad ganaba, el  sol  se había ido.  Ante la insistencia de su amor, le dió un beso en los labios ya para irse, desgraciadamente en el mismo momento en que en la puerta de entrada se posó una figura temible de uniforme militar azul y quepis,  negra  y con gafas de sol, a pesar de la hora, aquellos lentes oscuros barrieron la sala…  encontraron el objetivo. Pajarito caminaba despacio hacia esa puerta, tranquilo, serio, pálido y frío, se acercaba ya a unos 3 metros de la tétrica figura, cuando  se vio una mano enguantada en negro cuero levantarse con un objeto metálico dirigido hacia el frente …sonó un solo !Baang!  Pajarito desapareció, y la figura negra uniformada  también.  Tendido en el suelo en un charco de sangre estaba Venancio, con 23 años.  Un orificio negro con borde ceniciento en mitad de su frente, grumos y pequeños trozos sanguinolentos desparramados bajo su cabeza, cuya mitad posterior había desaparecido.
El hechor Huyó  de la cantina maldita en una camioneta de la policía que permanecía encendida al lado de la casa.  Llantos y gritos de las mujeres que acudieron a socorrer a Martita, porque para Venancio ya era tarde... Ambulancia y policía tardaron un rato en llegar…

Al entierro de pajarito de Pajarito fue mucha gente con expresiones de pesar sincero, a mi no me gusta ir a entierros, pero a ese si fui.   Lo dejamos allá en el cementerio bonito del pueblo, entre cipreses verdes.

Tres meses después de aquella tragedia, conducía sobre la calle entre el comando de la guardia y la glorieta del parque central, en dirección a la avenida de los Bancos, detuve la camioneta obligado… la espalda y la suela del zapato del policía en mitad del cruce, con quepis y traje azul, que dirigía el trafico, así me lo ordenaba.   Una mano en palma estirada hacia la izquierda frenaba los carros,  la otra mano enguantada en negro señalaba y daba paso a los que venían desde la derecha,  dio cambio.  Al darse la vuelta, una cara gorda negra con gafas oscuras, sonreía mientras se quitaba el silbato de la boca, dejando ver un brillo dorado en su dentadura, y me daba paso hacia la avenida de los Bancos.   

El policía utilizaba un guante de cuero por según decían los de allí, solo tenía 4 dedos en su mano derecha, de allí el bautismo como  Mano de Mono, apodo que él nunca oyó, “Mano de mono”, un señalado esbirro de la dictadura. 




Huelva. 13 de abril de 2017.

Dr. Roberto González 
Gastroenterología-Endoscopia Digestiva.

sábado, 8 de abril de 2017

LAS COSAS DE DIOS.- Cuento de Médico.


19 de junio de 2015
 Cosas de Dios
                                                              Pancreatitis Crónica.

Aquel señor de tez blanca, pelo cano y cargado de unos 70años,  me contó, al hacerle historial clínico, que había padecido mucho. 
Tenía una pancreatitis Crónica, sufría de dolores abdominales, con cierta frecuencia, los mejoraba como podía, tenía las heces grasientas, brillaban, y las hacia varias veces por día. Había perdido peso, y sufría de diabetes de aparición reciente.     Y  todo ello de un pasado en donde estaba la causa de esa enfermedad. (Los aficionados sin ser Dioses, a la bebida de Baco, que metan sus barbas en remojo, ya que el alcohol es la primera causa de esta enfermedad invalidante). 

Lo reinterogué sobre cosas que no aparecían en su historial… me dijo: —“yo sabía que podían fallar,”  Así que vengo preparado. 

-Tenía copias de todo, de todo…  Observé como de una Carpeta marrón repleta de papeles, sacaba algunos y me los entregó. 

La carpeta contenía mas cosas, y la titulaba con claridad en relación con lo que albergaba, “ Cosas de Dios”.   Le pregunté por el Rotulito, luego de haber explicado, cual era el plan para su revisión médica y posterior tratamiento que debía seguir…  Le Cambió la cara al señor  a mas bondadosa y alegre. 

-¡Ud. quiere que se lo cuente me dijo!  muy contento.
 -¡ si claro ! me gustaría saber…. —y  entonces satisfecho que lo escuchara, se desbordó en palabras, sonrisas bondadosas, mientras contaba que la carpeta contenía documentación médica, y “todas cosas de Dios”, papeles escritos, documentos, historias religiosas, pasajes de Biblia, planes, proyectos, listado de personas, agendas, etc, su historia y experiencia de fe, encuentro con el señor.  Donde había estado con él, lo que había hecho, y actualmente lo que él era y a que se dedicaba, que no era otra cosa, mas que entrega a lo que consideraba un deber como cristiano, divulgar la palabra de Dios. 

Así  supe que en su ciudad de origen había ayudado, aportado, aliviado, animado, fortalecido a todo aquel que lo necesitaba. Se llevó un rato hablándome sobretodo de su contacto personal con Dios y su viaje a Israel, no como podemos ir Uds. o Yo, sino de otra manera, que me pareció una historia fantástica, pero no mostré incredulidad, sino respeto y aprecio por alguien que siendo casi analfabeto, dedica su vida a ayudar a los demás.
Se me agotaban los minutos para él.  Al levantarse coge su carpeta y se marcha de la consulta, le recordé entonces que él, era un enfermo de Pancreatitis Crónica, y que había llegado a mi , para comprobar como estaba evolucionando su Páncreas, y eliminar en lo posible los síntomas.   
-¡ahhh,! ¡es verdad!, dijo, se partía de la risa.. -es que Dios me alivia, y pierdo el norte, yo no tengo miedo ya a nada dijo… Se fue.   Lo volveré a ver pronto.


*Me pareció maravilloso que se le olvidara su mal al hablar de Dios, me pareció estupendo, que haya despertado a la claridad en su vida y que dedique su vida en dar ayuda a otros con alegría. 
*La Pancreatitis Crónica es una enfermedad seria. Incurable.



Huelva a 8 de abril de 2017
Dr. Roberto González G.
Gastroenterólogo-Endoscopia Digestiva.

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