martes, 26 de enero de 2021

EL VIRUS NOS DESNUDA. Reflexión.

 

                         EL VIRUS NOS DESNUDA.

Con la época de pandemia y todo lo que la acompaña, uno no tiene mas remedio que resistir, establecer barreras para que no llegue el bicho asesino, y confiar, cosa que es difícil en los políticos y gestores que dirigen el combate, nuestras vidas han cambiado y seguramente para siempre, probablemente todavía no sepamos cómo y en qué medida.

Ayer supe que una Mujer ejemplar, una Doctora, de esas personas luchadoras, buenas en su vida y en su profesión, de esas que lo dan todo en  su vocación de médica, de servir al prójimo, que pocas veces se alteran y siempre tienen una palabra amable, de comprensión y alivio para el que sufre, para el que lo necesita, un gesto de apoyo para el que se lamenta,  ánimos para los amigos en momentos bajos.   

Supe como digo que había sido infectada por el coronado virus,  que la atacó junto a su familia.  Todos están bien, ella está bien.  Incluso vacunada con la primera dosis el virus le llegó,  salió positiva en el test de detección.  Y con fuerza y serenidad suficiente aguanta el envite del bicho, pero hay otros bichos a los que no pudo resistir, esos bichos son seres humanos, que haciendo sus labores dentro de un hospital, lo hacen de tal manera que sería justo que en lugar de trabajar en salud, debieran hacerlo en un taller de mecánica, con vehículos de hierro, latas y  caucho, con esos no habría problemas, y no estaría yo escribiendo esta nota.  

Los animales tienen sensibilidad, y el ser humano todavía más aunque en algunos casos tengamos dudas de que así sea.


Hablé con mi amiga, que se encuentra asintomática y espero que así siga, hasta superar la infección ella y su familia.  La vi normal, tranquila por su enfermedad, pero cuando a medida que me iba platicando, me habló de como se sintió tratada, se le encogió no digo el ombligo,  sino el alma y sus ojos se humedecieron,  sus palabras se entrecortaban, el sonido tembloroso de su voz me indicaba momento delicado no grato, porque a pesar de que todos los que trabajamos con pacientes que pudieran estar infectados, tomemos las medidas preventivas,  no deberíamos dejar de tratar a las personas humanamente, sino con más delicadeza aún si cabe, y con más comprensión, sabiendo que gestos o palabras, a veces hacen daño al alma más que el dolor que sientes por la propia herida, u enfermedad.  

El dolor físico se resiste mejor cuando no tenemos el otro, sentí pena de percibir como el ser humano deja en ciertas circunstancias  de serlo. 


Dr. Roberto González G

viernes, 25 de diciembre de 2020

FELIPITO, DON FELIPE. Cuento

Felipito, Don Felipe.

El chico tenía unos 7 años allá por los años 60, por ese entonces vivía en la Bella ciudad de León, Nicaragua. Sus padres lo había encomendado al primo profesional que le tenía cariño y podría darle mejor oportunidad para el futuro. El inicio y adaptación fue duro pero rápido y pronto el chaval aprendió a manejarse en casa propia pero ajena. Un personajito sacado de su contexto, pueblo pequeño de montaña, tímido y  apenas viveza para lo elemental,- Todavía no había aprendido en la calle-. Morenito, flaco pelo de cepillo le decían algunos adictos a la broma  y a reírse de otros. 

 Fue a vivir al barrio San Felipe, frente a  lo que un día muy lejano había sido la antigua fábrica de vidrio, la calle sin pavimentar era rica en polvo y tolvaneras de cuando en cuando, con nivel inferior a las aceras, no permitía jugar en la calle como si hacía en su pueblo del norte. Eso no lo había visto nunca, ¡ Se oscurecía el barrio y la ciudad, y cuando se formaban aquellos impresionantes remolinos de polvo fino, zigzagueando a baja altura para luego ascender hacia las nubes, llevándose dentro dando vueltas y vueltas, algún perro callejero, gallina o chanchito despistado, le parecía al chico una curiosidad magnífica de magia verdadera y natural, torbellinos mágicos, visión disfrutada por el chiquillo enmascarado con pañuelo azul grande de esos que como toallas servían para secar el sudor que hace en la ciudad, luego corría como los demás a resguardarse a la casa. 
 
Asistía a una Escuelita, cuyo nombre recordaría siempre, "Jose Antonio Montalvan"  a escasos metros de la Iglesia de San Felipe, una de las muchas que aún se mantienen en la ciudad colonial.  Los conquistadores como todos, suelen dejar su firma, el símbolo de su poder , y en este caso  las numerosas iglesias constituían la firma de la iglesia católica, sembraron la ciudad con las casas de Dios, a la vez que dejaban historia y arte, dicen las lenguas que más de cuarenta en esta ciudad donde entregó el alma al creador el  poeta universal.  
El chico se aclimató y gozó de esa ciudad y de su mar bravo, Poneloya.

Uno de los días, regresando de la escuela, por algún motivo corría hacia su casa, otros se habían quedado atrás. Llegando ya, a unos metros del refugio, sobre la acera propia de repente con el empuje de la carrera se empotró literalmente contra una chica morena de rasgos finos y delicados, media melena, blanca su blusa, a cuadros  azulados su falda con paletones, zapatillas negras finas planas, sus ojos, sus ojos eran negros profundos, intensos, Felipito Martinez fue paralizado, levitaba ante  la virgen María con toda su luz, su rostro iluminado y paralizado, con dulzura imaginable, su mirada y todo él  fijado como si de un cuadro de Zurbarán se tratara, admirando a la chica del encontronazo, y así sintió por dentro.

A ella le dio por sonreír y decir, " Chavalito te vas a matar" y sonrió, él seguía alelado, escuchando un grandioso aleluya, cuando fue tocado por ambas manos de mujer en los hombros, sosteniéndolo unos segundos, que para Felipito fueron eternos. ¡Debes tener cuidado! lo apartó suavemente, delicadamente, y siguió su camino.
Quedó conmocionado con el encuentro, sintió por primera vez en su corta vida una sensación rara, la lengua se le secó como en desierto, se le vació el estómago, su corazón galopaba, sumido en silencio mientras la veía alejarse hasta que  desapareció en la distancia. 
Felipito entró en un estado de alelamiento  inexplicable, a sus familiares que lo vieron entrar en casa como raro, como agitado sin estarlo, con comportamiento no habitual,  les llamó mucho la atención,  él  comenzó a soñar, sueños felices debían ser porque sonreía a menudo sin venir a cuento, se había vuelto bobo, y cuando le preguntaban, no sabía responder pero sonreía y sonreía con expresiones felices. Los adultos de la casa, lo miraban raro  y centraban sus ojos siempre en él y procuraban saber los motivos de esa felicidad.  Con los días se cansaron y dejaron de ponerle atención y preguntarle, pero tiempo más adelante terminarían sabiendo porqué, aquel cambio... y se lo decían cantando, "Felipito está... Felipito está.... "  y reían.   A él no le importaba, solo soñaba despierto.

La rutina de su vida continuó y la escuela también, pero ya no regresaba tarde nunca a casa, salía de clase y se iba corriendo al hogar para dejar los cuadernos y apostarse en la puerta de la calle,  su espera era corta porque unos minutos después la morena con la que había tropezado días atrás, con libros abrazados caminaba hacia su casa con andar balanceado bonito, sobre la misma acera alta donde él,  apostado la venía venir desde lejos, sus ojos brillaban, su respiración se aceleraba, su corazón palpitaba a medida que la morena se iba acercando, sin que el chico le quitara los ojos de encima, no se daba cuenta que estaba siendo descarado.  Las primeras veces pasó inadvertido, pero luego la chica se dio cuenta que siempre estaba allí, sieeempre estaba allí a la hora en que ella pasaba, y uno de los días le dirigió la mirada y le sonrió levemente.   Aquel día el  chaval se transformó en un ángel alado, volaba sobre nubes, y nada existía en su mundo más que él, sus sensaciones  y la cara de aquella chica estudiante que todos los días pasaba junto a su puerta y que él tenía la dicha de poder ver unos segundos... Con solo eso su felicidad se completaba.  En casa lo notaron, siempre dispuesto, todo lo hacía con gusto y alegría, los mandados y encargos eran hechos sin protestar y con muchísimo gusto y diligencia, siempre alegre, cada noche se dormía contento, se iba al colegio contento y regresaba contento a la carrera a casa para ponerse a tiempo en aquella puerta amarilla a verla pasar. 

A medida que pasaban los días, la chica al pasar le sonreía bonito y el Niño también lo hacía con timidez,  no le permitía a sus ojos parpadear cuando ella estaba pasando, esos ojos felices parecían engrandecerse y penetrar el alma de la adolescente quinceañera.   Uno de los días habló y le dijo; Adiós,  y él,  feliz respondió Adiós, sintiéndose como un paloma que en vuelo bajo, le infundieran vida, fuerza, elevándose más y más hacia las alturas, su vida era bella, vida que se llenó  interiormente con ese Adiós al pequeño protagonista.   

En otro de los días, ella le preguntó " ¿Quieres acompañarme?"  el chico abrió mucho los ojos ante la voz  y dijo ¡Siiii!  y  caminó a su lado dejando la parte interna de la acera para ella, ella le preguntó su nombre y le dijo el suyo, María Egipcia,  "María Egipcia", aquel nombre quedó grabado para la eternidad en la memoria del muchacho,  Felipito me llama todo el mundo respondió, y así siguieron los días,  él la esperaba y la acompañaba, y aumentaron las confianzas, a ella le divertía lo que veía y advertía,  le hacía gracia lo que sucedía y lo miraba con bondad y simpatía, le sonreía mucho, él la miraba con devoción y sentimiento inexplicable, sentimiento que le trasmitía cada día sin hablar,  al acompañarla los cientos de metros hacia su casa, era feliz, era feliz su camino, su acompañamiento. 

La vida y destino de Felipito, quisieron que cambiara de ciudad y regresara al pueblo de Matagalpa, y sufrió, sufrió y lloró una despedida, en su ultimo acompañamiento se le confesó y ella lo despidió con un beso en la mejilla, aquello aminoró el pesar y dolor y así, así...luego con el paso de los días fue desapareciendo ese sentir a flor de piel pasando a plano más profundo y menos molesto por la pérdida, pero no la persistencia del recuerdo de María Egipcia, la morena de ojos negros de la calle San Felipe.  

Pasaron años hasta que volvió a la ciudad ya en etapa universitaria, y buscó, buscó por donde había vivido y fuera,  busco en el Barrio, preguntó en la venta, en la panadería frente a la casa de ella, en el salón de belleza y muchos lugares más.   Supo que se habían cambiado a otro barrio y no supo más.   En el tiempo que permaneció  en la ciudad, siempre que caminaba por las calles, iba alerta a ver si podría reconocer a alguien que fuera ella, incluso algunas veces decía su nombre en voz alta, ¡María Egipcia! en lugares concurridos, atento a ver si alguien volvía la mirada, el año de permanencia en la ciudad universitaria, era su costumbre la búsqueda infructuosa, y pasando el tiempo este adolescente se marchó a Europa, desde donde regresó al país con un título profesional y años sumados sin que aquel recuerdo lo dejara. 
Durante más de 40 años en los que regresaba a su tierra, cada año siempre habían un par de días, en que gustaba de regresar en solitario a León, su León querido, deambular por sus calles, con sus recuerdos, por el barrio y fuera del barrio donde le había surgido por primera vez, la mejor y más fuerte conmoción interna que experimentan las personas,- El petate le había sido movido por una morena del barrio San Felipe de León-Nicaragua.  Y  aún seguía de cuando en cuando,  haciendo cálculos de edad para buscarla, veía grupos con mujeres, mencionaba con voz fuerte y clara "María Egipcia", nadie voltea a ver... y así, así cada vez, año con año que regresaba a Nicaragua, repite la operación, y allí sigue con aquel nombre María Egipcia, aquella imagen de su cara linda como la virgen negra, imborrables en su mente.

Ahora ya mayor  Don Felipe, de caminar lento, ajada su piel con el  cabello débil, blanco-gris deslustrado,  enfilando el otoño, y rumbo al  invierno y final de su existencia, cada año sintiendo como aquel niño que fue, que anduvo las etapas de su vida por diversos caminos, y por fin percibiendo cercano el punto de alzar  el vuelo definitivo, cada vez que regresa a su tierra, vuelve a su León querido y busca y busca...por las calles  del barrio, por las calles de la ciudad el milagro de encontrársela...



RGG.
Huelva 24-diciembre-2020.


domingo, 13 de diciembre de 2020

Buen Día, mal día.

 


                                                        "FEO O BONITO".


Ayer llovía, el cielo era grisáceo claro y oscuro, hacía frío, y no se oía mucho ruido fuera de casa, la imagen que siendo bella, nos parecía fea, mal día dijeron muchos... Alguien desde Matagalpa me indicó algo y vi como se transformaba para mi en un día en que el cielo había dejado de llorar, el manto del sol acariciaba nuevamente la tierra y la vida, masas multiformes algodonosas blanquísimas habían terminado de complementar el intenso azul de las alturas.  
Los días nunca son feos ni bonitos, eres tú quien le trasmite tu fealdad o belleza a la Naturaleza, a la vida.

Encuentra en Dios la paciencia y el camino para tener solo los días que quieres tener.


Dr. Roberto Gonzalez G.

Huelva13-12-2020

sábado, 12 de diciembre de 2020

CHARLA ENTRE MÉDICOS.

 

                          CHARLA ENTRE MÉDICOS

Era un día feo,  nublado y llovía a ratos  por la ciudad de Sevilla de los años 90,  yo ya estaba dentro del hospital en día de guardia, 24 horas por delante, uno se siente mejor dentro que fuera.  

Creo recordar que era día domingo,  y ya pasando las horas matutinas se iban quedando vacías habitaciones y pasillos de gente visitadora, el trabajo habitual en una planta de hospitalización se había hecho con tiempo, gusto y empatía, todo el personal que se hallaba por ahí, estaba relajado, con buena disposición siempre.   

Los médicos de guardia, llegado el medio día y poco más,  habían tomado su almuerzo en el gran hospital, muchas mesas, en amplio comedor, bandejas, comidas en autoservicio, charlas entre médicos, charla entre amigos…  y fue tras el café que solíamos tomar posteriormente ya en cafetería, que cada uno buscó, buscaba su ubicación, estar dispuesto si surgía algo, o bien ocupaba el tiempo sin trabajo a leer cualquier cosa,  repasar historias, etc etc…


Quería yo conversar sobre algo que rondaba por mi cabeza desde hace algún tiempo con mi amigo el Dr Muñóz, Oncólogo, profesional de amplia experiencia y conocimientos… frisaba los 50, en pijama verde lo vi fugaz en el comedor, ahora lo encontraría en su despacho. 

El tenía las cosas claras en cuanto a la relación con los pacientes, con cáncer, en aquello de que  “si deben saber los hechos realidades, o no deben saber con exactitud”.  Y precisamente sobre ese tema quería preguntarle su opinión, su pensar. Al ir a entrar a su despacho, se abrió la puerta y salió un varón alto, de unos 67años  más o menos,  con escaso pelo grisáceo,  adherido a las sienes, pálido, triste, compungido, con pijama celeste de la institución, caminaba lento como si sus miembros fueran de plomo, parecía arrastrarse mas que caminar hacia la habitación 607,  la de su ingreso pocos días antes en la sexta planta del Hospital grande, acababa de recibir la peor noticia de su vida.


Si, si, esto Dr.  -me decía-, se viene haciendo desde hace muchos años en los Estados Unidos de América, y se tienen mejores resultados, los pacientes al conocer su situación colaboran mucho mejor en su tratamiento y su actitud ante la grave enfermedad es mejor, su lucha más consciente,  que lo sepan todo desde el principio es lo mejor para ellos.

No conozco las características de los pacientes o personas que viven en Norteamérica, me imagino que son más prácticos y que buscan mucho y primordialmente el bienestar económico y físico también, no lo sé,  pero Dr Muñoz, aquí en España, ¿ la población cree Ud. que está preparada para ese tipo de actitud médica, y que responden de igual manera o similar ? ...

 

Así  iba la conversación con el Dr Muñóz, sin lograr convencerme del todo por detalles de la individualidad de la persona y tipo de sistema sanitario que se tienen en distintos países, etc.etc…  cuando casi al despedirme, sonó un brutal golpe seco fuera del despacho, abrimos la puerta y muchos de blanco corrían, otros ya asomados a una de las ventanas que da a la calle.  Voces mezcladas… No lo vi venir… Yo que iba a pensar… y ¿estaba solo?  Nunca imaginé... Nadie daba respuestas, …. ¿Ya avisaron?  Si, se oyó una voz más firme. Todos reflejaban sorpresa e incredulidad, estupefacción… Todos con aspecto de sentir dolor de ánimo.

Cuando por fin logré asomar mi cabeza por la ventana distinguí lo que parecía un cuerpo con ropa azul celeste con machas rojas irregulares... la 607 quedó vacía.



Dr. Roberto González G

Huelva 12-12-2020


sábado, 28 de noviembre de 2020

EL GUAPOTE DE HODGSON. Cuento

 

  " El GUAPOTE DE HODGSON".

El otro día recibí una llamada desde Rio Blanco, departamento de Matagalpa, en el Norte de Nicaragua, tras la sorpresa recibí la voz desde la montaña, detrás de la voz vi a Hodgson.


Hodgson es un familiar adoptado, no de sangre, él se gano el puesto dentro de la familia desde que yo tengo uso de razón, ya les hablé de él en una ocasión,  se trata de Hodgson, aquel hombre flacucho de estatura media, color moreno, renegrido, no negro y pelo murruco,   ya pintando canas,  que habiendo pérdido el ojo derecho en un desgraciado accidente en su adolescencia, había aprendido a vivir con humor y humildad, y mucho aprendió Hodgson de la vida, me atrevería a decir que más que si hubiera tenido los dos ojos. 

 Este fue quien me enseño a manejar autobuses de pasajeros, este me arreglaba las maletas estropeadas, la radio que no funcionaba, pintaba la casa cuando  era requerido y lo hacía muy bien, tan bien que no nos cobraba, somos familia. En una ocasión en un paseo familiar a Pochomil, no quería meterse al mar, y toda la chavalería y no, se metió a disfrutar mientras él se quedó al resguardo de las chancletas y chinelas de hule en la orilla, luego se movió del lugar y para asegurarse que no se las robaran, las enterró bajo la arena. Cuando regresamos fuimos con Hodgson a buscar lo guardado,  él corriendo alegre, nos condujo al lugar del entierro, pero claro, la marea había subido y todas andaban libres sobre las olas del mar, con disgusto de los afectados que terminamos descalzos para el resto del día. 


Este mismo fue aquel que no más decía “ Un brinquito para el señor”  cuando un pastor amigo lo invitó a un celebración, allá en un polideportivo de Rio Blanco,  y sin anuncio previo lo dejó en la tarima con el aforo lleno para dirigiera unas palabritas a los hermanos en cristo, más de 100 personas campesinos, hombres, mujeres y niños de la zona. La gradería a rebosar con gran colorido y ruido alegre.  Luego todos en silencio esperaban…

 Tras el apuro inicial de la trampita sorpresa que le obsequió el pastor, se recompuso, tomó el micrófono, y aunque le temblaban las canillas, y los segundos se le hicieron eternos, por fin se le ocurrió la brillante idea de comenzar pidiendo un “brinquito para el señor”…, el público gritó Amén, y saltaron todos juntos dando un brinquito para el señor… Eso tranquilizó a mi pariente, y viendo el resultado de su mensaje, y  todavía sin poder articular un discurso,  repitió la frase “ Otro brinquito para el señor” y la gente a rabiar volvió a gritar “Que Así sea”, y  volvió a dar otro brinquito para el señor… siguió entreteniendo cada vez más a la alegre y alborotada concurrencia que reía y carcajeaba, celebraban la fiesta cristiana, Alegría, paz y armonía les procuró Hodgson durante al menos 20 minutos, hasta que el pastor acudió en su auxilio.  Jamás había yo visto a ningún artista al que le prodigaran tanto aplauso y tanto entusiasmo. 


Bueno pues en esta llamada teléfonica del otro día, Hodgson me contó como iban las cosas por la montaña, como estaba y  estaba la familia, que allí a pesar de las noticias todo seguía normal,  y para no ir más lejos, me dijo; fijate Robert que el otro día, el domingo, me fue a buscar el chino Hankings, quería que fueramos a bañarnos a la posa del chivo, recodo del río, que fueramos a comer pescado al río.  Vos  sabés que somos amigos de toda la vida, no me le pude negar… Él iba preparado, allí había vuelto a nacer pescados de forma abundante, no como en época de la guerra, dicen que por arte de Doña Rosario, a mi no me hagas caso, eso dicen aquí en Rio Blanco, el asunto Robert es que llevaba varias botellas de Kola Shaler selladas con arena y polvora, y ya puesto en el sitio, vi con admiración que era un maestro en ponerle mecha corta y explotarlas dentro del agua. 

Como te digo, era domingo y hacía calor, dejé mis anteojos oscuros y ropa hecha un rollito al borde del árbol, y efectivamente hombré,  me animé y  me lancé al agua yo primero a recoger los pescados que subieron tras la explosión,  subidos como sobre el chorro de una burbujeante fuente, atontados, aturdidos todos, vos vieras el pescaderío dentro.  

Yo buceaba y buceaba viendo el cuadro, bonitos colorines Robert, bonito tanto pescado en el agua esperando a ser recogidos por mis manos, y en eso estaba emocionado cuando sentí que  algo se me había desprendido de la cuenca del ojo, me preocupé y busqué, busqué y busqué… Pero no encontré ya nada.

Subí a la superficie casi ahogado de tanto aguantar sin aire, triste  y arrecho. El chino me esperaba a la orilla, ¡Idiay, Idiay Jodido!  me tenías preocupado, le expliqué lo sucedido sonriendo y a carcajadas el bandido me dijo;  No te preocupés, yo voy a buscarlo, se tiró al agua como un consumado nadador y buceó, buceó y buceó,  a los minutos, salió catapultado hacia arriba con dos hermosos guapotones en ambas manos y me los tiró a la orilla, yo los ví claritos y en cámara lenta seguí su dirección hacia mí, me elevé de donde estaba y en el airé pude agarrar uno con mi mano derecha, le apreté fuerte para que no escapara y al hacerlo sentí dentro una fuerte alegría, y digo yo que me brillaría lindo mi ojo, al ver salir por la boca del guapotón el ojo que yo había perdido dentro del agua.


-Le dije;  hombre Hodgson sé serio, sé serio, ¡solo sos babosadas!

-No Robert en serio fijate que eso me pasó,  yo cuando volví a ver mi ojo, me sentí feliz con mi ojo de cristal recuperado.  Bueno pues nos vemos...¡Ay te llamo para Navidades!. 


Huelva 28 de Noviembre de 2020.

Dr. Roberto González G.

jueves, 19 de noviembre de 2020

EL PLATO DEL CABRÓN.

 

EL PLATO DEL CABRÓN.

Hoy también he trabajado de tarde, estuve haciendo Endoscopias de Aparato Digestivo con un buen equipo de trabajo... 
Hoy también he reído mucho…
Resulta que los pacientes cuando llegan para una colonoscopia 
- Examen del interior del intestino grueso con un tubito flexible, que se introduce por el ano, y que trasmite imágenes a una pantalla-,. llevan al menos 48 horas con dieta escasa especial, las 24 horas anteriores a la exploración solo toman líquidos y el día de la prueba siguen en ayunas, y no es hasta después de la prueba que pueden ingerir alimentos. Pueden fácilmente imaginarse entonces que lleguen con no solo la ansiedad propia de la cita, sino además con mucha ¡Hambréeeee!
-¡Ay! yo ahora me comería un gran bocadillo de Jamón, dijo la paciente.
-Pues yo, dije preferiría el mejor plato del mundo... y ahí lo dejé...
-¿Y Cual es ese Doctor?... A ver dígame...

-Un buen plato de Patatas fritas con aceite de oliva y un par de Huevos fritos, y lo dije de tal manera, que creo que tanto el paciente como la enfermera vieron.

-¡Ay! dice la enfermera,- Mujer muy humana, simpatiquísima y positiva, al igual que su compañera Auxiliar de hoy-, ese es “EL PLATO DEL CABRÓN”, Y todas rieron a carcajadas, incluida la paciente claro.

- Yo , despistado, como que viniera de América central, con sonrisa tímida y ojos sorprendidos, pregunté ¿Quée? a ver a ver, explícame.
¡Síii! me responde, ese es el "Plato del Cabrón". En mi pueblo así le dicen. (Pueblo de Andalucía, España). Y le llaman así porque al decir de los lugareños, es el plato que le ponen al marido aquellas señoras que aprovechando que el marido trabaja, salen por allí, se entretienen con la vecina o buscándose cosillas que hacen las mujeres, toman café con amigas, conversan, se compran algún trapito nuevo, o se entretienen con cualquier otra cosa… y cuando de repente se dan cuenta, se les ha ido el santo al cielo y se les ha hecho tarde.  
El marido está a punto de llegar a casa, y todavía no han hecho de comer. Es entonces cuando, pegan carrera hacia casa, y el plato de huevos fritos con patatas adquiere su dimensión. Es la solución Inevitable.
Jajajajjaja, reímos todos con ganas de reír y seguir riendo, hasta con ganas del plato del cabrón.
Esperemos que nos nos echen por reír y hacer reír. 

El trabajo salió perfecto, y no fue mala tarde para ninguno.
¡Cosas de pueblos.!

RGG.
Huelva-19-11-2015

domingo, 8 de noviembre de 2020

CHARLA CON MI HIJO.



CHARLA CON MI HIJO. (Tiene 14 años e interés)

A él le gusta y le atrae ese gran país, -Estados Unidos de América- a mi no, nunca lo he deseado y he podido vivir allí.
Le decía que lo verdaderamente importante de las elecciones de
Estaos Unidos, es su sistema democrático.

Nunca antes tanta gente votó como en esta elección, eso en mi pensar rebelaba que la mayoría estaba cansada del estilo de gobernar del presidente Trump.

Que no fue tanto el entusiasmo que tenían hacia BIDEN, quien fue elegido como el mejor candidato por su partido y acertaron, porque significaba todo lo contrario que TRUMP. Despertaba simpatías y en ningún caso rechazo, como el cosechado por el anterior presidente.

El pueblo votó a Biden mayoritariamente, pero igualmente pienso que hubiera votado a cualquier otro candidato o candidata que no despertara rechazo, porque la gente estaba harta de Donald, y en lo esencial lo que querían era que el tío Donald Trump, no fuera más presidente de Estados Unidos, aunque prometiera oro. Sus maneras, su estilo funciona como vemos en otros países de América, pero no en Estados Unidos donde, y ahora lo ha vuelto a demostrar, que la Democracia occidental funciona y no puede ser alterada para parecerse al sistema ruso, chino, coreano, cubano, venezolano o Nicaraguense, y otras más regadas por el mundo, donde realmente las estructuras que hacen que un país funcione de una u otra manera, no existen, allí el poder es de la cúspide y los demás son súbditos.

Los Ciudadanos Estadounidenses han echado del poder a quien según ellos mismos no lo estaba haciendo bien, y lo hicieron mediante los votos y con claridad.
Esto me deja la enseñanza que bien puede esperarse, que si, realmente se puede cambiar un gobierno de forma pacífica, mediante los votos, pero para ello es necesario que su democracia sea ejemplar.
De esas y otras cosas del día hablaba yo con mi hijo, también le escuche sus interrogantes, pero no hace falta contarlo aquí, ahora ya es hora almorzar.

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