Doña María, entradita en años y en carnes, todavía vivaz detrás de aquellos anteojos a media nariz, por encima de los cuales me veía con atención escrutadora, mientras se quejaba de lo mal que se sentía... Llevaba ya, bastante tiempo sentada frente a mí. A pesar de mis esfuerzos con explicaciones que tras los estudios pertinentes, intentaban convencerla de que no tenía nada orgánico, ella insistía, e insistía, e insistía...
-¿Entonces?, ¿yo me quejo por gusto? me decía... -YO aquí, aseguraba, tocándose el abdomen, mire, aquí, tengo algo… a mí nadie me quita de la cabeza que yo tengo algo...
-No doña María, ya la hemos visto a fondo, Son trastornos funcionales de su
organismo, algunas comidas, los nervios, la soledad, con la edad aparecen cierta
molestias que son propias de los años que uno vive, le decía buscando tranquilizarla.. –Lo que me interesaba era que se sintiera bien, a través de la demostración que no tenía nada orgánico-.
-Mire Doctor… ¿De donde es Ud?
-De Nicaragua y de España…
- Ahhh bueno, Uds. son hispanos y me gustan... pero yo tengo algo, le voy a decir...
- Ahhh bueno, Uds. son hispanos y me gustan... pero yo tengo algo, le voy a decir...
-Bien, Yo soy una mujer muy sufrida, he trabajado mucho en esta vida, no me quejo de gusto. Si Ud. me oye decir ¡ay!! ¡ay! diga que me estoy muriendo, porque yo soy poca para quejarme. y aguanto lo que no está en los escritos…mucho,mucho.. si vengo aquí es porque no puedo más, me duele todo. ¡Antes comía con una alegría! ¿Y mire ahora?… -señalándome media uña de sus dedos.. ¡Como un pajarito!
-Fue así, que dije a la Enfermera: haremos una pausa de 10 minutos.
-Cogí del brazo a doña María, y me la llevé caminando y platicando a unos cuantos metros en el hospital, entramos en una sala de pacientes ingresados, donde habían al menos 6 enfermos en cama conectados a maquinas. La invité a pasar... Ella,viendo desde la entrada el panorama, y cuáles eran mis intenciones, se sonrió, me quedó viendo por encima de los espejuelos, y con sonrisas mas pícara y franca, me soltó “ ¡Que bandido es Ud !”. me dio un abrazo, y se alejó sonriendo… No la volví a ver.
En ocasiones, somos víctimas de nosotros mismos. La victimización no conduce a nada bueno... Y hay que aceptar las cosas que no se pueden modificar como el peaje por el transito nuestro.
Hay que dejar las cosas en su justa medida, y hay que ampliar la mirada, mejorar la perspectiva para encontrar la solución adecuada al problema si la tiene.
-Doña María probablemente estaba más necesitada de calor humano, que de médicos o pastillas... Para ella es difícil entender el proceso, pero quizás para los que la rodean no, y puedan darle algo de que carece.
Huelva- 1 Marzo-2017.
29-Noviembre-2014.
Dr. Roberto González G.
Gastroenterología- Endoscopia Digestiva.
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